Una burla.
Ya estoy en casa amor mío, los lirios explotaban en el bosque, el sol me abrazaba, ni el sombrero de paja que me regalaste me basto, tuve que correr, sí, correr hasta la sombra del frondoso árbol de magnolias, ese, el que plantamos en el llano, cerca de la cascada.
Esta terrible de grande.
Me senté, bajo su protección y soñé una vez mas.
Corrí mariposas, corrí los sueños, alcance algunas.
Las de colores fuertes, que se posaron en mis manos a beber el sudor salado de mi piel.
Las amarillas se posaron en mi pelo, no las veía, las sentía.
De pronto, entre los rayos de sol y mi deslumbramiento, te vi llegar.
Tan dulce y fresco como siempre.
En tu mano un libro.
En tu mirada, amor.
Me dejaste un soplo lleno de besos y desapareciste entre los árboles.
Me dije, _Vamos chica, es hora de rodar a casa, el estara esperándote._
Y regrese, pero solo encontré el silencio en la habitación, el cric, cric, de la silla era el único sonido de la casa.
Mi respiración ni se oía, ambas estábamos agazapadas, esperando tu salto.
Pero nada.
Con alguna dificultad, me senté en el piso, tome mi vaso de agua fresca, recosté mi cabeza en la cama y me quede mirando la ventana.
Por allí escapaban a diario mis pensamientos y entraban los amaneceres.
El ruido de la puerta me trajo al mundo, era Majito, mi perra.
Con un sonoro lengüetazo me dijo que la noche era ya entrada y ella no había cenado.
Claro, en mi algarabía, le di el día libre a la chica que me acompaña y me quede solo con vos, en mis pensamientos.
Ahora debo levantarme, Majito sabe y me acerca la silla empujándola con su hocico de cachorra, como puede, pero lo hace.
Me tomo de los barrotes de la cama y despaciosamente me siento.
Mis manos automáticamente toman las ruedas y empujan.
La silla se hace suave al rodar hacia la cocina.
Su cric cric, me canta.
Tus _Buenas noches amor…, me regresan al mundo de los mortales...
El contestador termina su mensaje diciéndome,
_Me va a disculpar corazón, una reunión a última hora no me permite llegar a nuestra casa, a tiempo de cenar con usted mi vida , la veo tarde, no me espere despierta, besos…
Y una risita femenina se cuela entre el auricular y tu boca y se pega junto al último suspiro, de tu escueta disculpa…
Latidos ®
18-01-07
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