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El humo corre entre mis venas, el sonido de una milonga, el llanto de un bandoneon, y las lagrimas de un amor, suenan en mi alma como un fuego vivo sin cesar. Recuerdos de un atardecer en un bar, embriagandome con la memoria de una herida sin sanar, con este amargo cafe entre mis manos. El sonido de antaño, y la voz en el aire me hacen lagrimear fuertemente, y estas bellas imagenes me hacen cerrar mis ojos, estrujandome, abriendo las heridas, sanando las penas, puedo ahora reir...
Recuerdo de mi amor querido, de la noche bella y querida, y ahora con un suave trago puedo dormir sin poder soñar, sin tratar de poder estar mejor. Confusiones, memorias y recuerdos, tragos y ensueños, de los que nunca podre regresar, tan solo asi miro al espejo, el humo perplejo, unas letras entre las ventanas, te amo fueron todo lo que dijieron. La noche fue un latigo mas en mi espalda, que abren mi corazon gelidamente viendolo sufrir y sangrar hasta no poder mas. Como quisiera poder llorar, como quisiera hasta nunca decir, porque esta vida cada vez se hace mas corta y yo no puedo disfrutarla mas. Miro a mi alrededor, una mesa, una carta y mil palabras. Trato de no rendirme mas, y vuelvo en mi sin retroceder a las veces en que sangro, a las veces que quiero lagrimear. Un nuevo dia sera para mi, una nueva vision, y jamas dejare de amar, nunca tan solo una hora mas, y el sol saldra, este cafe terminara y yo por fin sere otro amante mas... Solo vivire sin decir nunca, y mi bailare a la luz de mis felicidades, con los ojos cerrados podre gritar, y jamas volvere a pensar en malos testimonios, solo podre bailar al ritmo de este compás, de bellos poemas, de bellos cantares, que solo yo podre recordar a traves de este liquido amargo, de esta ciudad noctambula, de este ser y su mas melancolico pensamiento...

Juan Cancio