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Él


Ella, aún dormida y semidesnuda bajó hasta la cocina, donde bebió un poco de agua. Sintió frío, la puerta que daba al jardín había permanecido abierta desde la tarde enfriando todo el ambiente. Cuando volvió a su cuarto solo pudo mirar estupefacta y gritar.
Esa noche nadie me vio entrar; mucho menos llegar hasta allí. Luego todo fue mas fácil, solo me escabullí hasta su cuarto y lo maté.
Hace unos meses atrás Julieta decidió dejarlo. Simplemente una mañana, con su voz calma y sincera solo le dijo que tenía que irse.
Me trató como un insecto, jamás la creí capaz de abandonarme, ni siquiera me dio una razón... tantos años juntos... y de un día para otro solo me cerró la puerta ante mis ojos...
Se marchó sin rumbo, totalmente confundido y asombrado. No tenía hogar ni tampoco a nadie a quien pedirle ayuda. Sin más remedio comenzó a dormir en la calle.
Juro que había superado nuestra separación pero no puede aceptar su hipocresía, su rapidez para olvidarme, para reemplazarme ¿cómo borró de su mente aquellas tardes en la plaza? ¿Y esos días de campamento? ¿Tan poco signifiqué para ella?
Con el correr de las semanas comenzó a espiarlos todo el tiempo. Memorizaba a que hora salían, que hacían a todo hora, que almorzaban, que cenaban; todo, absolutamente todo.
Esa noche caminé mucho, tanto que la madrugada me sorprendió. Recuerdo que comenzó a llover fuerte, sin embargo no encontré refugio alguno, solo seguí dando vueltas hasta llegar a su casa.
Se detuvo por unos instantes cerciorándose de no ser visto, entonces, cuando creyó estar seguro, entró por el jardín ubicado detrás de la casa.
Llegó hasta la puerta que daba a la cocina encontrándola abierta, facilitando más su plan. Una vez allí se dirigió directamente hacia las escaleras.
Comencé a subir los escalones de alfombra roja. Los conté uno por uno. No estaba nervioso, sino ansioso. En poco tiempo me hallaba en el corredor que me llevaría hacia ellos...hacia él.
Al entrar, la televisión aún permanecía encendida, invadiendo al dormitorio una luz gris azulada. Volvió a cerciorarse que todo estaba en orden, luego los miró, dormidos tranquilamente en la cama semidesnudos.
Sabía sus costumbres, tarde o temprano se levantaría para tomar agua. Solo tenía que esperar...
Se escondió debajo de la cama. Aguardó más de dos horas hasta que Julieta fuese hacia la cocina.
Pudo ver sus hermosos pies perdiéndose al salir de la habitación. Ese fue mi momento de gloria.
Salí de allí...
Julieta terminó de bajar las escaleras.
Lo observé por última vez...
Abrió la canilla sirviéndose un poco de agua.
Me subí a la cama, despacio, muy despacio...
Notó que la puerta al jardín estaba abierta, cerrándola con llave.
Después, solo me abalancé rápidamente hacia él.
El hombre, incapaz de hacer nada solo pudo limitarse a distinguir un gran perro marrón y sentir como sus largos colmillos se hundían en su cuello.
Cuando subió y entró al cuarto, solo pudo mirar paralizada a su novio muerto, solo cuando pudo, gritó.

Texto agregado el 06-03-2003, y leído por 287 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-03-2003 Me desconcierta el cambio de personas. En partes lo contás en primera persona y en otras en segunda. Es un efecto buscado para complicar la lectura o es un error de los que me suelen pasar a mí ;-) De cualquier manera está buen dado el desenlace. marxxiana
06-03-2003 ¿El perro lo mató, y relataba la historia?, ¿o estoy muy dormida? jajajja, un saludo, Ana Cecilia. AnaCecilia
 
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