Cuando uno empieza a abrirse ante a gente, se da cuenta de que en realidad no es un bicho tan raro, o si es bicho raro, los otros especimenes humanos también tienen su cuota de rareza (y por lo general lo extraño se obvia en sociedad para creernos o sentirnos “más normales”).
En el tema de las manías parece que éstas son mucho más populares de lo que cualquiera pensaría y de lo más diversas también.
La mía: ordenar los zapatos antes de acostarme, en pares y mirando para afuera (si éstos tuvieran ojos claro…). Cuando era chica, al mejor estilo de la película “Mejor imposible” de también me las ingeniaba para caminar sin pisar las líneas de las baldosas y entre las cosas raras que por suerte se me fueron (porque me insumía tiempo esa especie de ritual) contaba en mi reloj del ratón Mickey una vuelta del segundero y cuando los brazos del ratoncito ya se habían cruzado… lo guardaba dentro de la misma puertita que tenía en el respaldo de la cama, daba una mirada y ordenaba ni me acuerdo qué cosas… y luego me permitía dormir . Noche tras noche la misma historia…¿raro no?, lo raro también es que ni me acuerdo cuándo ni por qué dejé de hacerlo.
Hablando de esto con personas “normales” he descubierto que las manías andan a flor de piel, y así como vemos gente que camina tranquilamente y se entrevera en la multitud, es muy grande el número de esas personas que mientras camina van saltándose líneas en baldosas, las van contando, caminan un número x de pasos antes de…, cuentan los paso desde tal lugar a tal otro, cuentan ventanas, pisos de edificios, lámparas o todo lo que sea contable; calculan asientos en lugares públicos multiplicando filas por columnas. Se levantan 3 o 4 veces para ordenar algo en el cuarto, cerrar puertas, cajones, enderezar una camisa. Caminan catalogando olores, contando autos o embarazadas. Convierten un almuerzo o cena en un ritual, donde todo debe estar colocado en determinadas posiciones, vaso aquí, servilleta allá y amén que alguien mueva algo. (esto corre también para los adornitos de la casa, que si el elefante mira para acá o si el jarrón va apenas de costadito en ese ángulo único que es difícil lograr y recordar si se nos llega a ocurrir levantar por cualquier causa el dichoso jarrón… qué lío.)
En fin, las manías son muchísimas, y parece que no se cuentan por algo (es lo que ando tratando de descubrir)… son como rituales que hacen que nuestro mundo permanezca controlado por nuestra mente, el control sobre las cosas cotidianas que de una forma u otra nos dan seguridad.
El mundo lleno de gente actuando normalmente y un sinfín de tics internos movilizándonos y ocupando la mente en cosas banales… sí que somos bichos raros…
¿Todos tendremos alguna manía? O será que quienes dicen no tenerlas es que aún no las han identificado como tales…
¿Quién se anima a contarme sus manías?...
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