NOBLEZA DE ARAUCO. (CUENTO)

“LOS CUENTOS SON MENTIRAS QUE SE CUENTA COMO SI FUERAN VERDADES” (JORGE LUIS BORGES)

En las pruebas para elejir al nuevo toqui, uno a uno fueron cayendo los contrincantes, hasta quedar solo dos en carrera: Antilen y Lincoyan.
La ultima competicion seria la caza del puma, a efectuarse la noche de luna llena.
Un grupo de perdedores adeptos de Antilen, decidieron ayudarlo a espaldas de Lincoyan y del Consejo; para ello cazaron algunos zorros y rociaron un sendero con su sangre para atraerlo.
Llegada la gran noche, al sonido de la trutruca del cacique, los dos jovenes araucanos partieron en busca del rey de los bosques chilenos; a poco andar Lincoyan se dio cuenta del fraude, pero de todos modos hizo su mayor esfuerzo para que la ultima lid fuera justa. Fue inutil, la conspiracion tuvo exito.
Antilen se presento ante el Consejo con el valioso trofeo, mientras Lincoyan volvio con una gran desilusion a su ruca.
Los otros celebraron por una semana la victoria del amigo olvidandose de las faenas agicolas, por lo cual las semillas se envanecieron.
Ese año hubo una escasa cosecha; el pueblo con su nuevo toqui sufrio muchas necesidades y hambre.
Por la sequia, en la temporada siguiente, tampoco pudieron arrancarle muchos frutos a la madre tierra.
Molestos consigo mismos por haber propiciado el trinfo de Antilen, a quien culpaban de la situacion, los mocetones de las tribus no hacian otra cosa que emborracharse, discutir y pelearse entre ellos.
Sin embargo Lincoyan, ya repuesto de su derrota, se planto ante su pueblo conminandolos al trabajo; siguiendo en la holgazaneria y vagancia estarian condenados a desaparecer.
Dando el ejemplo se puso a trabajar con su azadon, mientras los rayos del sol herian su espalda,en ese momento un condor que en estado de aguilucho fue rescatado de morir atrapado en un acantilado buscando alimento cruzo el lugar, al ver a su salvador en tan mala situacion emprendio veloz vuelo hacia el cielo; con sus garras rasgo el velo del firmamento, e inmediatamente comenzo a caer una persistente lluvia, devolviendo la fertilidad a la sedienta tierra.
El pueblo reanudo sus trabajos de agricultua con gran entusiasmo; al poco tiempo todos pudiero ver los frutos conseguidos gracias a la iniciativa de Lincoyan.
Antilen, avergonzado se presento al Consejo a contar de la estratagema seguida para lograr su puesto de toqui; devolvio la lanza sagrada, simbolo del mando al cacique, quien la otorgo a Lincoyan su legitimo dueño.

Lincoyan, fue un gran toqui: emprendedor, sabio y justo.
Hasta hoy sus descendientes siguen su ejemplo: trabajan con tezon la tierra y divulgan con esntusiasmo la cultura y tradiciones de su raza, para que perduren en el tiempo.