La reunión había concluido como siempre a las nueve y treinta, los delegados empezaban a retirarse y en la cabeza de Joaquín quedo rondando la pregunta de aquella profesora de la escuela Libertadores de América, ¿dónde está el compañero Mistral?.
Joaquín, que había tenido una experiencia de vida muy intensa en años de la dictadura, pero que no dudaba en callar cuando el viejo mistral opinaba. A sus 78 años, este viejo dirigente del magisterio resumía buena parte de las luchas de los profesores, de voz suave, pero a la vez potente, inclaudicable con los enemigos de los intereses de los trabajadores, Juan Mistral, era el prototipo de aquellos dirigentes formados en años de lucha sindical, con una rectitud a toda prueba y una consecuencia que a veces parecía mas bien una tozudez, pero así era Mistral, cuando no estaba en el gremio, su actitud generosa siempre compartiendo una buena botella de vino y transmitiendo, sin darse cuenta lecciones de vida a través del relato diáfano, pero profundo, de luchas en décadas anteriores.
Joaquín, caía en la cuenta, que ya había pasado largo tiempo en que su amigo había dejado la primera línea de accionar sindical, sabía que la decisión de Mistral, no era con elástico, el viejo creía que otros debían seguir bregando. Al igual que los elefantes, él intentaba caminar al descanso, Joaquín le decía que era el tiempo de escribir toda su experiencia, aunque ya lo venía haciendo y con muchos seguidores en la prensa popular, sin embargo se negaba escribir en el computador, lo hacía en su sempiterna maquina de escribir. Pero claro había pasado el invierno y Juan no aparecía ni en la sede ni en la unión chica, bar preferido donde también concurrían los amigos de Juan de toda una vida. No estaba enfermo, al menos del cuerpo, o mejor dicho la pena de haber perdido aquella compañera, su pareja de siempre, había calado hondo y muchos creyeron que se nos acababa Juan, sin embargo sacando fuerzas de viejo roble siguió adelante y un par de años de aquel acontecimiento, fue cuando decidió que no más, otros deben seguir dirigiendo.
Joaquín, trabajaba en dos escuelas y el poco tiempo restante dedicaba a las tareas sindicales, por tanto conciente o inconscientemente no había aquilatado la ausencia de su amigo y menos las causas de por que no aparecía, lo curioso es que su teléfono no contestaba, los otros bares como el Parralino, tampoco lo habían visto, la editorial de los diarios que frecuentaba en las mañanas tampoco daban luces de sus pasos, la preocupación pasó a mayores y Joaquín visitó cuanto hospital había en la ciudad ¿ no será que el viejo este enfermo y como porfiado no le habrá dicho a nadie, para no dar lástima?. Sin embargo la búsqueda no arrojaba resultados positivos. Donde estará Juan Mistral,... la preocupación empezó a crecer y más y más se sumaron a la búsqueda de este patriarca tan querido por sus pares y odiado por los administradores del sistema, pero más nada, nadie lo había visto en la ciudad.
Joaquín siempre con poco tiempo y apurado, negó de forma categórica la invitación que le hiciera el otrora viejo dirigente que no se veían de mucho tiempo atrás, estaba a punto de tomar el metro cuando de pronto el viejo Víctor dice... ¿y supiste la última?... esa si que era palabra clave y bien ameritaba a lo menos una cerveza, ahí sentados ya en un restorant al paso, Víctor cuenta lo que todo el magisterio de la ciudad esperaba, donde esta el viejo Mistral, sin embargo Víctor no iba entregar así de fácil el secreto por el guardado y largo tiempo, pero al ver la conmoción que estaba provocando, decidió entregar parte de la información a Joaquín, la conversación giró en torno la salud, los hijos y los viejos jubilados que no se veían hacía tiempo, Patricio, el pelao Rodo,el guatón coco, el viejo Pedro en fin toda una pléyade de dirigentes , con los cuales si había contacto , pero de Juan Mistral ningún rastro, pero en los ojos del viejo Víctor una brillantes luz hablaba de que si sabía donde estaba y como estaba, el gran ausente.
Mira Joaquín te voy a contar todo, pero tú solo entrega lo general, esa es la decisión de Mistral, él esta bien, más que bien diría yo, está en la costa, señalaba víctor, ha hecho un cambio de giro en su vida, dejo la corbata, se dejo crecer la barba y el pelo, si parece un profeta, anda vestido de blanco, ya no usa zapatos solo chalas y lo mas importante, ha encontrado el amor nuevamente, vive con una mujer, escultora, está tremendamente enamorado y ahora solo escribe poesía y no quiere ver a nadie de su antigua vida pasada, viaja a pie por todo el litoral, esta dedicado a l a santería, pero de alma, cura males de amores, les saca la penas a las gente humilde, a los daños que se han transmitido de generación en generación que quedaron por años, sumergidos en los corazones, el los extrae y hace que, en su humildad, la gente pueda volver a ser feliz, aunque sea solo en su intimidad, ya no habla de leyes y ni de derechos, si no que entrega pequeñas cápsulas, para vivir y lograr reencontrarse con lo mejor de esa gente, ya no escribe, si no que pinta, en fin, el viejo mistral le esta dando otra vuelta a la vida , con su calma de siempre nos enseña que si se puede ...darle otra zurcida a la Vida.
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