Amigos de la Página de los cuentos: Decidí enviar de nuevo el poema titulado El tiempo y tu silencio. Consideré que podía ser otro su tema y distinta la emoción que lo dirige. De modo que aquí va en segunda intención. Ojalá acierte. Gracias a todos.

El tiempo y tu silencio

Mueve el tiempo nuestros rostros,
las caras del inmenso teatro:
tiempo, dueño de todo.
Y se balancean los días
y tú estás
en el carbón de la tarde.
Piensas en un secreto inexplicado
o simulas ansiedad
en el tiempo detenido:
Será tu propia voluntad,
Y su nombre será destino.
*
Es tu certidumbre
acariciar la mullida longitud de los cipreses,
sombras tenebrosas en cielo gris.
Rondas sin rumbo entre la niebla,
En un lago, sola y desnuda, sumerges tu belleza
en el amanecer de remolinos.
Sabes que todos quieren beber la savia
de tu huidizo cuerpo.
*
Y entonces pareces decir:
“El tiempo nada hace,
todo es hechura del deseo”.
*
Cuando decides abandonar la espera,
todavía dueña, huyes en silencio
y te ocultas entre piedras y túmulos antiguos,
rodeada de brozas y espinas.
Eres vestal de tu propio culto,
y en el altar encendido
por el tumulto de humores,
el tiempo ya desquiciado,
invocas el oleaje en tus entrañas
y el espasmo rojo de las ansias,
estremecimiento del deseo.
Pero la noche se apresura
y escapa la luz y callan los pájaros,
para que todo acabe al pie del ciprés.