A: Hola, ¿a dónde te diriges?
B: No sé, pero sígueme si quieres.
A: Pero preferiría no seguirte, voy al lado tuyo, ¿sí?
B: Bueno, vamos.
A: Y, ¿quién eres?
B: No sé, dime tú quien quieres que sea.
A: Preferiría no saberlo, es que a veces no hay que saberlo todo
B: Me parece una buena idea.
A: Mira, hay dos caminos, ¿cuál podríamos tomar?
B: No lo sé, tendríamos que ver en cuál tardamos más.
A: Pues pienso que éste sería más apropiado, si no te molesta.
B: Vamos por éste entonces, ¿de acuerdo?
A: De acuerdo.
***
(Después de un tiempo de caminar)
A: Sentémonos un momento, estoy cansado.
B: Está bien, iba a proponerte lo mismo.
A: ¿Te gustaría esperar a alguien?
B: Sí, de hecho eso hacemos, ¿o no?
A: Sí, así es.
B: Pero, ¿a quién?
A: A quien nos quiera acompañar, supongo.
B: ¿No es peligroso que vayamos con desconocidos?
A: Yo no te conozco, supongamos que es normal.
B: Ahora entiendo, es cierto.
***
(Después de caminar un poco más)
A: ¡Qué larga caminata! Me siento agotado.
B: Tengo un poco de agua si quieres.
A: Muchas gracias, justo lo que necesitaba.
B: Por cierto, ¿cómo te llamas?
A: ¡Espera! Quedamos en no preocuparnos, ¿está bien?
B: Sí, comprendo, nada más me dio curiosidad saber quién eres.
A: Yo también quiero saberlo pero no sé si es lo más apropiado.
B: De cualquier manera, es un gusto caminar contigo.
A: El gusto es mío, especialmente cuando no sabemos adónde vamos.
***
(Caminan un poco más)
B: No puedo soportarlo más, debo saber quien eres.
A: Pero, no puedo decírtelo, se arruinaría el momento.
B: No importa, dímelo. He disfrutado mucho tu presencia y debo saber quien eres. No había disfrutado tanto una presencia como hoy.
A: ¿Prometes no asustarte?
B: Lo prometo.
A: No soy nadie, has estado caminando solo.
B: ¿Puedo besarte?
(En ese momento, A ya no estaba)