Para Jorge, el bichejo de Mac, por su capacidad para arrancar sonrisas
Desde bien chiquito le había gustado mirar la luna antes de dormir. El dia en que entró por primera vez en casa en brazos de su mamá todo fue un abanico de colores, incluso el mar parecía mas brillante. Esa misma noche, cuando todos dormían, su mamá lo tomó en brazos, salio a la ventana y señalando la enorme bola plateada que se reflejaba en el mar le susurró:
" ¿Ves aquello mi cielo?, es la luna que sonrie, está feliz xq papá va en su busca con su velero, quizá mañana te traiga un poquito de luz de luna"
Así hacia cada noche, inventándole mil aventuras para que Jorge mostrase esa sonrisita capaz de ocultar la luna, el sol y todo lo que se pusiese a su paso. Según fue creciendo, la idea de alcanzar la luna se fue apoderando de su cabecita, que maquinaba mil historias de viajes extraterrestres, se imaginaba así tan chiquito con su traje de astronauta mientras su papá lo alzaba orgulloso por los aires y su hermanita lo festejaba regando de flores el mar, flores que sospechosamente nacían de entre su melena.
Pasaron unos poquitos de meses hasta que Jorge pudo darse cuenta de lo irreal de sus sueños, el solito que se reía pensándolo "¡ Pero ¿para que voy a ser astronauta para ir a la luna?, si mi papá ya va en su velero¡¡, tendré que comunicarlo al mundo, pero igual seré astronauta, solo que yo descubriré el planeta rojo, y pondré colores a las cosas, y...
Y así siguió soñando cada noche, mientras sus papás observaban esa carita de bichejo que se escondia tras su sonrisa, felices de saber que su niño era, en parte, responsable del aroma anaranjado de las calles valencianas. |