Qué saben ellos si el lente no pasa entre la luz devorada por mis recuerdos?

Qué piensan, que atrapan esa no claridad entre sus versos, sin ver la imágen desfigurada que esconde un rostro? Yo lo he visto ya.

Panteones brotaron de la tierra llena de espantos, y dejaron salir rabias inmortales que se mantenían debajo de ella como mi pequeño, olvidado, enclaustrado Adrián.

Y los nombres sobran ahora, cuando no somos nada entre millones de mundos e inferiores a nuestra grandeza queremos ser. Los ojos salen de la órbita infernal con la que puedo ver y revolver.

Lineas enteras tiradas a la basura, porque no saben leer.
Trazos opacos, cubren la realeza de mi nada, porque nada tengo, ni quiero poseer, para ser admirada por falacias amarradas del cuello, hasta caer.

Nuestro cerebro se ha degollado y encontró placer en destrozar y aplastar sentimientos no queridos.
Los "no queridos".

Pudrir hasta brotar aromas que logran hacer entender párrafos llenos de adios.

Estrecho es el hecho de lo que veo y no mantengo.