Hállame en la triste mezcla
del jabón azul y bicarbonato
y el ostentoso aroma de quien roza
billete contra billete.

Hállame en los mil matices
de perfume baratos
de entre los que tratan
de sujetarse a la realidad
cuando el vagón para.

Hállame en el sudor de la frente
de los tarantines mal trechos
y en los desechos y en los derechos
que al final quedan como monumentos

Hállame en la dulce fragancia de sol
que baja por la ladera
escalón por escalón
y en el humo seco y sonoro
que la distrae, que la disipa

Hállame en la corriente del río
que es la convergencia
de todos nuestros olores
que se lo lleva todo, que lo es todo
y que nunca nos ha importado
donde lo deposita.

Démonos prisa,
debemos crear
lo que vertiremos mañana