Si élla volviera a la vida... Tan solo un día, como Orfeo bajando a los infiernos a buscar a Euridice... Escribir un cuento de ello, es para un enamorado de la vida como yo, todo un cuento en carne viva…

Ella acaba de morir. Le pido a Dios que me de un día mas de vida a su lado. Un solo día. Resulta que Dios está desocupado en el mismo instante de mi ruego. No tiene mucho que hacer. Escucha mis lágrimas con atención y se empieza a reír de la estupidez de un adolescente, pero está desocupado y se siente bondadoso, o medio tontón. Llama sus secretarios. Vienen disfrazados de espuma y escuchan mi llanto.

- ! Dale un día más de vida a esa mujer!, me ha conmovido justo hoy en que me siento medio aburrido.

Continúo llorando frente a la mujer de mi vida cuando se me acerca un niño gordito.

- Por qué lloras?, pregunta.

Le miro y continúo llorando. El niño me dice que puede ayudarme. Quién eres, le pregunto. Le doy mi nombre como buscando su amistad. Este niño abre un cuadernito blanco y lo revisa en total secreto, y dice:

- Ah, si, bueno, Dios te ha dado un día más de gracia para que estés con ella, pero luego, ella vuelve a dormirse para siempre. Te gusta la idea?

Le digo que si. El niño mira hacia el cielo y pronuncia estas palabras:

- "Hajama ati masiehhh"

La mujer de mi vida se levanta y no puedo creer que vuelva a la vida, que tenga un momento, un día más a su lado... Lloro ante ella, le beso las manos, los pies, la boca... Ella me pregunta lo que me ocurre. No quiero asustarla y le digo que la amo más que a mi vida. Vamos a vivir este día como si fuera el último de todos. Ella sonríe y me dice que estoy loco, pero me ama igual. Vamos a un restaurante y tomamos todo cuando nos da la gana. Bebemos como vikingos. Caminamos borrachos hasta llegar a mi cuarto. Hacemos el amor muchas veces. Ya agotados, salgo a la calle y traigo algo para comer. Luego, salimos y entramos a un escenario. Le ruego que baile para mí. Ella baila. Yo lloro. Ella continúa bailando hasta que se agota. Nos tomamos una foto para el recuerdo. Luego volvemos a mi cuarto y le pido que me escriba cualquier cosa como si fuera la última vez. Ella lo hace y escribe. No lo abro, espero hacerlo en otro momento, para recordarlo junto a su foto. Vamos a casa de sus padres y les digo cuanto amo a su hija. Ellos no me conocen mucho, pero, conocen a su hija y la ven con los ojos henchidos de amor. Me aceptan. Luego vamos a mi casa y les digo lo mismo. Nos tomamos fotos, videos, todo... Luego cenamos y vamos al hotel mas lindo de toda la ciudad. Nos amamos. Gasto todos mis ahorros y partimos de viaje, no muy lejos, pero lejos, muy lejos... Llegamos a un país desconocido. Bajamos y caminamos hasta que ella, agotada, se pone a dormir. Me acuesto junto a su lado y se que jamás volverá a despertar... Deseo morir, pero abro mi cuaderno y leo el papel que me escribió en mi cuarto. Es un poema que dice que me ama y me amará para siempre. Veo su foto. La beso. Soy muy feliz. La entierro sin que nadie lo sepa. Soy feliz, quizá más que feliz, quizá contento, pues siento que moriré junto a ella... Pronto, tan solo en un momento... Sí, claro que sí. No puedo vivir sin ella, prefiero dormir junto a ella, a su lado, pegado a ella, dentro de ella, en cada parte de ella… Sí, eso es lo que quiero en este momento en que la veo enterrada y me echo a dormir a su lado, mirando la noche, en un lugar desconocido pero frente a cielo como testigo, en el último día de su vida…



San isidro, Enero de 2007