Me pides con letal sentencia que me censure sin piedad.
Me pides que te niegue,
Hábil escribano que en este momento,
Levantas acta, del preciso instante de mi muerte.
Negarte una y mil veces,
Romper en cientos los espejos,
Cerrar todos los caminos hasta tu nombre.
Puedo borrarle a la memoria tus versos,
Amasar las palabras y lo sentido en el pan cocido para el olvido.
Pretendes, que sea yo,
quien te reafirme en tus credos,
Por encima de todo,
seguir creyendo que esto es un juego.
Puedo hacerlo,
no se que cosas quedaran,
perdidas en el camino,
Pero puedo fundir todo, en una única piedra negra,
donde guardar el peso del desencanto.
Aun así, mucho lo siento amor,
Pero no haré tu trabajo,
Se tu, quien mienta,
quien olvide.
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