VAINILLA Y CHOCOLATE
Raquel Rehermann
Lunes 10 de Marzo
Querido diario:
Sos un regalo que me hizo la abuela Angélica hoy, para mi primer día de clases. ¡Sos tan lindo!, tenés un broche con candado y dos llaves chiquititas. No sabés lo grande que me siento al tener un candado y dos llaves, por las dudas le di una a mamá para que la guarde. Tu cubierta es de cuero del color del chocolate en rama. Tus hojas son muchísimas y de tan finitas parecen pétalos de rosas. Que suerte que tus hojas tienen renglones porque sino, seguro que escribiría en tobogán como me decía la seño de segundo. Creo que te describí bastante bien, ahora voy a presentarme yo. Te cuento querido diario que me llamo Clara (papá y mamá se equivocaron al ponerme Clara porque no soy nada clara y sí bastante oscura) Tengo 8 años, pronto cumplo 9, hoy empiezo tercer grado y estoy feliz por el comienzo de clases. No te vayas a creer que es porque soy traga, es porque me gusta mucho encontrarme con mis amigas del año pasado y jugar y divertirme en los recreos.
No sabés diario lo aburrido que es ser hija única y cuanto me gustaría tener algún hermano o hermana. Pero mamá ya me dijo que ese gusto no me lo iba a poder dar y gracias a Dios me había tenido a mí que soy la luz de sus ojos (también me dijo). Mientras me lo decía me abrazaba y lloraba despacito, sin ruido. Papá nos abrazó a las dos y lloró, también pero como lo hace él, sin ruido y sin lágrimas y me dijo aclarándose la garganta que hay cosas que cuando sea grande me van a explicar ,y yo ya voy a poder entender muy bien.
Como verás tengo letra linda y para vos estoy decorando las mayúsculas, espero que te guste.
La abuela Angélica me dijo que llevar un diario es una manera de reflexionar, que es lo mismo que pensar y que pensar profundiza el alma. ¿Suena serio, no?. Supongo que ahora que te tengo debo reflexionar todos los días.
Martes 11 de Marzo
Querido diario:
Estuve tratando de reflexionar pero no se me ocurre nada. Te cuento que me gusta mucho mi nueva maestra, es rubia con ojos celestes iguales a los de mamá y papá. Querido diario quiero que sepas que estoy muy orgullosa de mí misma. Hoy en el segundo recreo Aldana y Florencia contaron a los gritos cuantos regalos recibieron en navidad y reyes adelante de María Cristina que es re-pobre pero tiene muchos hermanos. Yo no abrí la boca para decir que tengo la casa de Barbie y los roller importados. Me gustó mucho quedarme callada, sentí que el cuerpo se me achicaba y los ojos se me llenaban de lágrimas iguales a los de mamá y no se me salían de los ojos (como a papá). Se lo conté a mamá cuando fue a buscarme al colegio y me dijo que se sentía muy orgullosa de su hija.
Domingo 24 de Marzo
¿Qué pensaste querido diario, que me había olvidado de vos? ¿O que se me había perdido la llave?. Nada de eso, pasa que no tengo intimidad para estar con vos. Trataré de ser ordenada en el relato, porque sino no podrás entender nada. Hace diez días mamá empezó a trabajar y entonces contrató a una señora que me busca del cole, mira la tele, me da la leche, plancha y se va cuando llega mamá, a las seis y cuarto. Se llama Faustina, es preguntona, no se ríe nunca y habla fuerte y mucho con las madres en la puerta del colegio. Se lo conté a mamá y me dijo que no exagerara, que con el tiempo le iba a tomar cariño y que era una señora muy buena. Como verás querido diario no puedo escribir en vos porque Faustina entra a mi habitación cada vez que te agarro y te imaginarás que ni loca le cuento que te tengo, porque ahí sí creo que no pararía de preguntarme cosas y cosas.
Miércoles 20 de Abril
Cuando abuela Angélica me dijo que me ayudarías a reflexionar no entendí nada. Ahora sí, y aunque pase un mes sin tocarte sé que esperás y no hacés preguntas, sólo me das tus páginas suaves como pétalos para que yo reflexione. Pasaron cosas, querido diario, y dice mamá que adelantaron los acontecimientos. Te cuento que voy a una sicóloga, se llama Silvina, es re-buena y jugamos con las Barbies y Kent. Me lleva la abuela Angélica los martes y jueves después de buscarme del colegio y almorzar en el Mc. Donald’s de la esquina de lo de Silvina. A Faustina por suerte no la veo más. Papá y mamá se pelearon con ella y le dijeron que no la querían ver ni a mil kilómetros a la redonda. Yo a mamá ya le había contado lo curiosa que era Faustina y que a mí no me gustaba ni un poquito lo mucho que hablaba a la salida del colegio, pero mamá me había dicho exagerada. Pero mamá no pudo decirme exagerada cuando le dije que Faustina me había contado que ellos me habían comprado en Formosa cuando yo era chiquitita, y yo le dije que ya sabía mintiéndole.
Te cuento querido diario lo que ya le dije a mi psicógola Silvina. No le mentí a Faustina, después de llorar mucho abrazada a mamá me di cuenta de que no le había mentido. Yo lo sabía, ya me había dado cuenta, porque las fotos de mi cumple de uno y dos años mamá nunca las encontró y eso que revisamos muchas veces la baulera. Y eso era muy raro porque las otras fotos están en los álbumes re-cuidadas y a mano para poder verlas siempre que nos dieran las ganas. Y además diario te cuento que nunca me creí eso de que papá y mamá eran de vainilla y yo de chocolate.
Como verás la abuela Angélica tenía razón, tengo que reflexionar mucho y sé que vos me vas a ayudar.
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