Mis harapos se quemaron envueltos en el sol
no supe como llegué hasta allá
ni supe cuando fueron alas
recuerdo que mientras los vestía
escuché voces profundas
y mis ojos fueron trigo
y mis manos fueron savia
Hoy me desprendo del último harapo
lo dejo en esta hoja tibia de la memoria
lo arrojo en la contienda de mi inventario
El ángel harapiento me velará
de vez en cuando
para torcer nudos
en las palabras de mi poema,
recordarme que ya no seré la misma
y abrigar conmigo la ternura de lo que anhelo
Esta noche dormiré de cubito a mi vida
en el aroma de la ropa recién lavada
mañana estrenaré zapatos
y caminaré orgullosa sobre los adoquines y el viento
Texto agregado el 14-01-2007, y leído por 102
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
03-06-2007
Bonito.Saludos negra linda desde Cañete, mi nuevo hogar. Campeador
14-01-2007
Empezar de nuevo, seguir caminando, viviendo. Me gusta. Mis 5* shivadreams
14-01-2007
No creo en los ángeles, pero si en el buen gusto de tu poesía... churruka
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