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Iba caminando por Viamonte, sería algo más de las 21. Iba rumbo a mi hotel, en San Martín, a cambiarme un poco para cenar algo en algún lugar próximo.
En sentido contrario, caminaba un hombre bajo, de contextura algo pesada, de abundante pelo muy entrecano, y bigote negro muy tupido. A medida que nos acercábamos, algo en él me resultaba familiar, y evidentemente yo también a él, porque no me sacaba la vista de encima.
Ya estando a dos metros, para los dos fue claro quién era el otro: "Villa !!!", exclamé yo, y él "Gordo !!!" ( aclarando, ése era el sobrenombre que él me daba ). Y nos dimos un estrecho abrazo.
"Cómo estás ? Qué hacés ? " Las preguntas iban y venían sin ton ni son de uno a otro, y sin esperar respuesta. Por fin, me tomó de los hombros, estiró sus brazos para alejarme, y me dijo: "No has cambiado nada !". Yo tuve que reconocer que solamente el paso de los casi treinta años que llevábamos sin vernos había dejado huella en él, como en mí.
Nos conocimos en 1961 en un pueblo del sur. Yo tenía 13 años, él 26. La diferencia de edad se explicaba porque ambos éramos alumnos de una escuela nocturna. No obstante la diferencia de edad, teníamos mucha afinidad en muchas cosas.
Y siempre me intrigó la misma frase que ahora le estaba escuchando ... "y te me fuiste virguito, nomás" ... seguida de una carcajada. Poco antes que mi familia dejara ese pueblo, Villa me dijo "Puta madre, te me vas virgo !!!". Siempre me intrigó el sentido de la frase, aún en el momento que la pronunció, pero ni en ese momento me atreví a preguntarle qué quería decir exactamente.
No sé cómo, le dije "y bueno, quizá ya esté enmendado, o se pueda enmendar; vamos a ese bar a conversar".
En efecto, entramos y nos sentamos. Yo tenía una excitación muy extraña. Y mucha audacia ( además, ya con 44 años ... ). Le pregunté "Me podés explicar ahora a qué te referiste con esa frase ?". Y me contestó: "Mirá, sin pelos en la lengua, a mí me gustan indistintamente las mujeres y los varones. Y vos me gustabas mucho, te tenía muchas ganas". El mozo nos trajo las ginebras con hielo. Ahora la excitación crecía aún más en mi pecho: o sea que era lo que yo creía ... éste había querido ... pero el ya continuaba "Pero vos no dabas mucha muestra de ser marica o tener al menos una tendencia, como para hacerte alguna insinuación y ver qué respondías. Meses me pasé buscando un indicio o pensando qué decirte para ver cómo reaccionabas. Date cuenta que no podía ir muy directo, porque vos eras un pendejo, y si llegabas a tomártelo a mal, se podría todo. Mirá si se te daba por contárselo a tu viejo, por ejemplo. Pero me tenías loco. No sé si te acordás, pero eras medio gordito, entonces tenías las caderas bastante anchas ... y yo me hacía el bocho de cómo sería agarrártelas para ... ". Ya a esa altura, escuchando esas pocas frases, yo volaba. Así que éste me había tenido ganas ...
Y de repente, alguien ( no yo ) habló por mí: "Che, Villa, ya no tengo las caderas tan anchas, y no soy virgen del todo, tengo dos hijos. Pero de lo que a vos te gustaba, sí sigo virgen. Y ahora que te escucho, de golpe, me sale una cosa muy extraña: quiero que te des el gusto que no pudiste esa vez. Te interesa todavía ?". Villa me miró a los ojos ... tenía ojos muy oscuros, y ví cómo le relumbraban ... "Mirá", continué yo, "mi hotel está a la vuelta. Entramos separados, vos pedís un cuarto, te alojás, y luego te venís al mío. Te van a pedir que pagues por adelantado, por no tener equipaje." Saqué algo de dinero, y se lo dí. Dejé el importe de las ginebras y empecé a levantarme. Salimos a la calle, y él me abrazó varonilmente. Ahí me dí cuenta que yo había crecido, y era un poquito más alto. Mientras caminábamos, me dijo "No lo puedo creer". A lo que le contesté "Yo tampoco, pero en varios aspectos ... ". Lo hice parar en un quiosco, y le dije que comprara preservativos. Me contestó "No. Ni en pedo. Esto, después de tantos años, tiene que ser en pelo." Me excitó aún más darme cuenta que encima, para él también era especial.
Ya desde el quiosco, empecé a apurar el paso, de modo de llegar separados al hotel. Entré, pedí mi llave, me acerqué al bar y les dije que me mandaran un whisky triple con mucho hielo.
Subí por la escalera ( estaba en el primer piso ) mientras pensaba en mi atuendo inicial. Ya cuando entré al cuarto, lo tenía decidido: me iba a dejar solamente la camisa. Mientras me estaba desvistiendo, llegó el whisky. Le dí un trago largo. Sentía algo muy raro en el pecho.
Encendía la luz del baño, y apagué la del cuarto. Tomé otro buen sorbo de whisky, pensando que no era yo el responsable de las erecciones esa noche. Un minuto después, el que golpeó fue Villa. Venía en pantalones y camisa. Había dejado el saco y la corbata en su pieza.
Cuando entró, le ofrecí el vaso de whisky, pero con un gesto lo rechazó. Me alejó de él y me miró de arriba a abajo. Pese a la poca luz, le brillaban los ojos oscuros. Y se veía mucha excitación también en él. Me acercó, me abrazó, y mientras me buscaba la boca, empezó a recorrerme el cuerpo con frenesí. Yo me apreté más contra él, y lo sentía temblar ... como yo.
Me las arreglé para que mi panza encontrara su miembro ya erecto ... me impresionó ( y asustó, a decir verdad ) pero me encantó. Mientras me besaba ( ya era un beso de lengua como pocas veces ) le desprendí el cinturón, y el cierre del pantalón, dejándolo caer un poco, como para poder meter la mano en su calzoncillo ( usaba boxer de tela ) y tocar esa cosa dura. Le dije al oído "A ver con qué me vas a cojer ..." a lo que me contestó " Haber sabido cómo sos, no te me escapabas ... dale, agarralo bien fuerte " Una respetable herramienta, no muy larga, pero uniformemente gruesa. "Me da un poco de miedo. Me la vas a poner despacio ?" "Voy a tratar, pero por ahí, si me caliento demasiado, no te aseguro nada ". "Vení, le dije". Y lo agarré de la mano ( gruesa y algo callosa ) para llevarlo al baño. Se me acababa de antojar que me lavara el culo. "Tenés que asegurarte que esté limpito" le dije, me senté en el bidet y abrí la lluvia, apuntándola al culo. "Dale, lavame bien ... ". "Mirá que sos caliente eh ? La puta, todo lo que me perdí". Y por supuesto, me lavó deteniéndose en cada rincón. Cuando terminó, se incorporó y aprovechando que yo estaba sentado, me abrió la boca con dos o tres dedos, metiéndolos adentro, y tras cartón me metió la verga. "Dale, chupame ...". "Mirá que no sé, espero que te guste". Cerré los labios sobre la cabeza, y la fui haciendo entrar. Tenía un sabor extraño, pero excitante. Estuvimos así un rato, hasta que me dijo "Bueno, ya vas a aprender a mamar bien". Me levanté y esta vez lo abracé yo. Me pegué y le dije "Tengo muchas ganas, pero a la vez quiero demorarlo. También quiero saber cómo me vas a cojer la primera vez. Me imagino que en cuatro, no ? Debe ser más fácil". Me aparté, terminé de sacarle la camisa, el pantalón y el calzoncillo. Ahora que estaba desnudo frente a mí, me volví a pegar, y empecé a besarle el cuello, el pecho ( muy fuerte aún pese a los años ) mientras le acariciaba la verga y los testículos ( muy grandes y colgantes ). "Te quiero bien caliente ... quiero un polvo de locura para mi primera vez ". "Yo también, pero ya estoy muy caliente .. vení " me hizo poner un poco en cuatro ( pies apoyados en el suelo, manos en la cama ) y empezó a acariciarme las nalgas, entre ellas, la parte alta de los muslos, las caderas ... y me hacía sentir hembra ... ahí sí, con cuidado le pregunté " Querés que sea tu hembra ? " "Es lo que estoy haciendo, te estoy haciendo hembra y además, te voy haciendo mía ". Entonces, le pedí que también me acariciara la espalda, la panza y las tetillas. "Ya iba a llegar, perdé cuidado",y siguió un rato más. En un momento, me separó más las piernas, y me acercó la cabeza de la verga al culo. El contacto con esa cosa suave y caliente, me enloqueció, y se lo dije. Probó de empujar un poco, pero el ano no cedió. Entonces, me hizo acostar boca abajo, con una pierna plegada. Metió su mano en mi boca, la ensalivó bien, y empezó a masajearme el ano, mientras, a mi lado, me daba besos en el cuello y la oreja, y me decía "Dale, aflojá que tengo muchas ganas ... y si no, te voy a forzar" ... al final, logró meter la punta de dos dedos. Le dije que sentía que ya estaba aflojando, y que estaba loco de ganas. Volvió a mojarse los dedos en mi boca, sentí como ensalivaba su pene, se puso medio arriba, medio de costado y me dijo "Ahora te cojo, como sea ... " y empezó a empujar. "Mordé la almohada ... pero no vayas a gritar". Y siguió empujando. Empezó a arderme. Le dije "Me está ardiendo, pero quiero sentir que me estás cojiendo. No sé cuánto entraste. Como me arde, no siento ni siquiera cuánto está abierto. Andá diciéndome". Jadeando por el esfuerzo, me contestó "Ya casi entró toda la cabeza. Aguantá un poco, que esta noche vas a quedar totalmente abierto, y vas a ser completamente mío, mi hembra". Volvió a empujar, y sentí su panza velluda en mi zona lumbar. Ahí sí tuve que morder la almohada, mientras me saltaban algunas lágrimas. Pero también sentí que algo muy caliente se metía dentro de mí.
Sentí que se quedaba un poco quieto, y el ardor disminuyó. Sentí un movimiento raro, y había agarrado la otra almohada, poniéndola a la altura de mis caderas, me hizo girar hasta quedar completamente boca abajo, pero con la almohada levantándome el culo. A la vez, el también se puso completamente arriba de mí, y dió el último empujón, con mucha fuerza. Sentí que esa cosa caliente llegaba más adentro, y su espeso vello púbico en mis nalgas. También todo su pecho sobre mi espalda. No solamente me había cojido ( o penetrado, todavía faltaba más ) sino que estaba haciendo que le aguantara todo el peso. Medio sin aire le dije "Me duele y me arde, pero estoy feliz, porque ya sé que me la metiste toda, y además, como vos querías: por las buenas o por las malas. Así, medio por las malas, me siento más hembra, y más tuyo".
Me dió un beso en el costado de la boca, y otro en la oreja. Mientras me metía una mano en la boca, empezó a bombear. Ahí sí, le mordí los dedos, porque el dolor fué insoportable. Me susurró "Si sos mi hembra, te hago lo que quiero, y te aguantás para darme placer. Y además, como ya te dije, esta noche terminás abierto del todo ... ". A medida que bombeaba, a veces más lentamente, a veces más rápido, a veces más corto y a veces más largo, el dolor iba cediendo, entonces le pedí "Estoy caliente, y quiero ser tu hembra, pero me parece que me vas a romper por dentro. Sosteneme la panza con la mano, para que no me rompas todo". "Eso me calienta ... " y lo hizo: puso la otra mano entre mi bajo vientre y la almohada. Siguió bombeando, y me encantaba: me dolía, pero también sentía su verga adentro de mí, y me daba la impresión de estar lleno de él. Se lo dije, y le dije tambien que por un lado quería sentirlo acabar, pero por otro lado, quería que siguiera con el bombeo, porque cada vez me dolía menos, y yo también quería terminar bien desvirgado esa noche, porque no sabía qué iba a hacer a la mañana siguiente. Me dijo que el también estaba en acabar o prolongar. Hasta que se me ocurrió moverme un poco yo también. No era fácil entre el dolor y el peso de el. Pero se puso como loco: me mordía el costado de la boca, y roncaba ... cada vez más fuerte, hasta que sentí las contracciones de su verga adentro de mí, y los empujones finales ... me hacía golpear la cabeza contra el cabezal de la cama. No paraba, deben haber sido quince sacudones. Justo después del último, dejó de morderme, pero me hizo girar más el cuello, y empezó a besarme suavemente, pero con lengua, murmurando "mi hembra, mi hembra, uno de los mejores polvos de mi vida". Mientras tanto, sentía cómo la verga iba perdiendo erección. Entonces le dije que no la sacara todavía, que aún fláccida, la dejara. Sentía también su traspiración y la mía mezcladas. Hasta ese momento no me había dado cuenta. Por fin, la sacó, y se puso a mi lado.
Me dí vuelta hacia él, ya casi sin excitación y le dije "Me llama la atención una cosa. Pensé que una vez que se me fuera la calentura, me iba a dar vergüenza. Pero me gustó que me cojieras, me siento tu hembra, y me parece la cosa más natural del mundo". "Además, hay algo que no entiendo, o sí. Nunca se me dió por cojer con un tipo. Sin embargo, con vos me pasó enseguida. Creo que cuando te dije de cruzar al bar, ya estaba casi seguro de qué se trataba, y que sin ningún drama te iba a entregar el culo. Y empiezo a pensar si en el pueblo, en realidad no quería con vos, pero no me atrevía a pensarlo. Sabés una cosa ? mi viejo, con el asunto de las caderas gordas, me trataba de puto ... y me mandaba a hacer gimnasia con Muller, te acordás ?. Bueno, con Muller sí tenía no te digo ganas, pero sí la fantasía de que un día me cojía. Acordate que por algún motivo, en lugar del gimnasio me hacía ir a su pieza del pabellón de solteros".
"Bueno, ahora vamos al baño, así te lavo, y me mirás y me decís si me lastimaste mucho."
Fuimos al baño. En cuanto me paré, me empezó a chorrear algo caliente del ano. Me agaché bien contra el bidet, para que me mirara. Me dijo que había sangrado un poco, y que estaba saliendo semen a montones. Pero aprovechó para acariciarme un buen rato el propio ano, las nalgas, y los alrededores. Me incorporé, lo empujé hasta el lavabo, le hice poner la pija adentro ( sin erección, era una respetable cosa muy parecida, en todo sentido, a una morcilla ).
Se lo lavé con cuidado, y examinándolo, ví que se había lastimado un poco el glande. Me agaché para besarlo. Y tomándome de las orejas y el pelo, me hizo chuparlo un rato. "Seguís chupando medio mal, pero ya vas a aprender". Le chupaba la verga fláccida, pero igual me gustaba mucho, y a él. Le dije que fuéramos a seguir en la cama. Se acostó de espaldas, y me puse arriba de el, pero en 69. Mientras le chupaba la verga y los huevos, él se hizo el picnic com mis nalgas, mi ano, mis muslos y mis caderas.
Al rato de este ejercicio ( y después de un par de tragos de whisky ), sentí que se le empezaba a parar de nuevo. Seguí chupando con más fervor, mientras le decía que quería otro polvo.
Para calentarlo, le decía que tenía miedo de que si no me cojía enseguida, se cerrara y hubiera que empezar de nuevo. Y me parece que hizo su efecto, porque repentinamente estaba muy rígido.
Me salí de arriba de él, me acosté de espaldas, tomé una almohada, me la puse bajo las caderas, y le dije que lo quería de frente, para verlo todo el tiempo. Abrí lás piernas todo lo que pude, y además de la almohada, levanté las caderas hacia él. Me acomodó un poco, puso una de mis piernas en su hombro, y me empezó a penetrar, mientras me miraba muy lascivamente, y me preguntaba si me dolía. La verdad, me ardía muy poco, pero para excitarlo, le dijé que un poco. Entonces, arremetió con más fuerza. "Sos un sádico, cuando te digo que me duele, me hacés más fuerte" "No, es la calentura. Ya estoy otra vez dado vuelta." Una vez que terminó de meterla, me soltó la pierna, y se puso arriba mío, mientras yo trataba de envolverle la cintura con las piernas, y quedar colgando de él. El contacto de mi pene con su panza me provocó una ligera erección. Y le rodeé la espalda con mis brazos, acariciándolo, mientras le besaba la oreja y le murmuraba "mi macho, ahora sí, teniéndote de frente, viéndote, te considero mi macho del todo, y soy tu hembra". "Esta vez, no esperes. Acabá cuando quieras. Total, ya está mucho más fácil, y te juro que esta noche no dormimos".
Realmente fué así: apenas dormitábamos un poco, y yo, de alguna manera, le provocaba la erección y ensayamos todas las poses. Ya al final, el probre Villa no eyaculaba. Pero igual mantenía las erecciones durante un buen rato.

A la mañana, le dije que se fuera a su pieza, y que después de bañarse fuera al bar de la esquina de Florida y Viamonte.
Hice lo mismo. Nos pusimos a conversar. Le dije que con él no solamente no experimentaba ninguna vergüenza, sino que además estaba muy cómodo, como si me hubiera enamorado.
Pero que no sabía cómo iba a reaccionar cuando me encontrara con mi mujer y mis hijos.
Que no me animaba a volver a Santa Fé.
Entonces, me dijo que me quedara a vivir con él. Le pregunté de qué íbamos a vivir. Y me dijo "De lo mismo que ahora: de alquilar tu culo." Así de simple. Y acepté. Me llevó a vivir a la pensión donde él vivía, y todas las tardes me mandaba algunos clientes.
Hacia la noche, salíamos a cenar. Luego me bañaba bien, y el resto de la noche era para él.
Así vivimos desde hace casi 15 años. Pero se tuvo que levantar a otro, porque yo ya no estoy tan en forma, y los clientes son menos o pagan menos. Así que ahora tengo que compartirlo.

Texto agregado el 13-01-2007, y leído por 154 visitantes. (0 votos)


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