"La preocupación puede catalogarse como una mala actitud, disposión, comportamiento, sentimiento inadecuado (la Biblia la considera un pecado). El punto es que no existe hecho más real en la vida de las personas que su capacidad de preocuparse fácilmente ante todo aquello que genera inseguridad, desconfianza, dificultad o que puede hacer perder el control de determinadas situaciones. Es extraordinaria la inclinación de muchos a preocuparse por toda una gama de eventos que finalmente traerán estrés, cansancio, angustia, inestabilidad emocional, entre otros...cuando las personas se preocupan...generalmente por aquello que en un gran porcentaje nunca llegará a suceder. Tener confianza en Dios, y por supuesto, en uno mismo, ahorrará tantos momentos desagradables esperando a que se confirmen hechos que nunca ocurrirán. ¿Cuál es su mayor preocupación hoy? Descanse en la fidelidad y amor de Dios, quien tiene el control de su creación."