Una ves más.
El silencio de la casa me llevo al patio, el parral, pequeño y colmado, despedía un suave olor a uvas frescas, dulces, doradas.
El sol acariciaba su piel, entibiándolas, se hacían calientes al paladar.
Las toque. Las olí, me sentí viva.
Mi mirada se fue hacia el infinito, la luna se mostraba en un cielo refulgente de sol.
La mañana la había atrapado y solo pude pensar sin dejar de observarla y con los ojos llenos de lágrimas en,” ¿Que parte de la luna estarás mirando, mi amor?”
Y sentí una lágrima que se escapo presurosa para perderse en la comisura de mi boca, cargada se sal, y me escuche balbucear, “¿Que parte del mar te humedecerá los pies, mi amor?”
Luego, en absoluto silencio, como es mi costumbre, entre a la casa, me quite los zapatos y sentí el suelo fresco, oponiéndose al calor de la mañana que recién comenzaba.
Puse en marcha el reloj interno de mis espacios con mi presencia y nuevamente, decidí seguir adelante, esperándote.
_Total... (Me dije), el sabe que yo, puedo esperarlo.
Te sople mi beso matutino, puse el CD con tus saludos diarios y comencé la tarea de la casa, como todos los días desde que me dejaste.
Total, la cripta en un suspiro la limpio y me queda eternidad para escucharte…
Latidos ®
13-01-07
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