Entre el si y el no, entre mi mentira y tu sonrisa, entre tu mentira y mis lagrimas.
Entre lo que ocultas y lo que dices, entre tú y yo...Entre los dos hay un abismo relleno con palabras, con sonrisas y actos fallidos. Tantas veces nos equivocamos, que con eso decimos la patética verdad.Lo que dos puedemos, lo que sin saber queremos....
Entre el si y el no, entre tantas preguntas que no respondes y entre tanta estupidez que cuestiono. Entre intrigas y dudas, entre verdades y te quieros. Entre mis días de inocente y los tuyos de traidor, entre mis noches de arpía y tu calma de confesor. Estuvimos absortos en este juego, de omisiones y faltas. Ese teatro de cada día, esa mentira llevada a la verdad, tan buenos somos en eso que la creímos al final.
Vendimos nuestras almas por algo distinto, lloramos mil noches; tú terminaste con una que podría ser mi doble y con mi foto en la billetera, yo con tu retrato en el bolsillo y con tu gemelo perdido. La vieja flecha aun nos apunta como traicioneros, pecadores e invictos; entre las reputaciones y los juicios, entre que somos enemigos e iguales. Entre tanta estupidez estamos al final los dos solos.
De nuestro paraíso a este infierno hubo un paso. Entre el si y el no, entre querer y deber, entre tantas cosas nos perdimos y quedamos en jaque, en el medio, molestándonos y muriéndonos en centro de todo. Sin amor ni desamor, entre la discordia y la pasión, una relación de deseos bajos y sueños sublimes. Entre lo cursi y lo odioso, entre lo filosófico y banal, nos perdimos sin más. Somos carne débil y almas casi excelsas, somos cuerpos indignos vendidos al fuego, somos mentes brillantes malgastadas.
Ahora caminas por las calles desconcertado, yo mareada, ahora estamos sin dos cuartos de la personalidad. Un cuarto de fuego propio, uno de pensamientos íntimos; un cuarto del fuego del otro, un cuarto de su desorbitada mente. Cómo haces ahora para pensar bien; por que el calor te lo dan otras manos quizás más expertas, pero tan vacías como las que me acompañan a mí. Yo pienso y pienso y caigo en confesiones absurdas entre el espejo roto del baño y la foto del bolsillo; tu piensas y piensas entre el bacón y mi mirada en el papel. Me llamas en las noches y me dices, pensemos porque dudo poder hacerlo bien otra vez. Te pongo entre la espada y la pared y me respondes “ven si puedes, ataca”; aun nos controla la espada sin dueño. Entre las ironías y el calor, entre el cuerpo y la mente, nos quebramos los dos.
Entre nuestro hielo y el fuego, entre tus brazos y mis manos, entre las ganas de abrazarte y golpearte, entre tus deseos de besarme y odiarme. Entre tu cama y el armario, entre mi colchón y el suelo, nos escondimos en el pasado y la verdad. Al final se congelaron los deseos en una ola hirviente.
Entre los recuerdos y represiones, entre palabras y anhelos, entre pistolas y cuchillos, entre insultos y caricias, terminamos sentados en el fondo de todo. Más allá de cada cosa dicha y no dicha, más allá de todo lo impensado quedo algún beso rezagado y tu sonrisa burlona.
Por ahí, al final de algún pasillo estarás con una mano en su cadera y un susurro en los labios, te reirás de ella cien veces, como solemos hacerlo. No amamos, no queremos, no sentimos, al final los dos somos los mismos enfermos, los fríos e indolentes. Por ahí, en alguna plaza estaré besando su cuello, rozándole nuca y fingiendo sonrisas. Teníamos el cielo sin farsas y lo cambiamos por este montón de apariencias carnales, por este montón de pasos mentales y cortinas de satín.
¿Dónde habrá quedado el traje y las plumas, las zapatillas de ballet y tu sobretodo negro? quizás entre el baúl y el sofá. Los usamos mil veces, en noches, días, fiestas y ocios, pero al partir los olvidamos. Aun estarán ahí, empolvados, como nuestros labios, como las distancias. ¿Qué se necesita para olvidarnos, que se necesita para no disfrutar la agonía?
Entre el clímax y el final retrasado, entre el devenir de nuestros sucios actos y lo estático del mundo. Jamás hemos dicho adiós, pero estamos separados. Tu dices rojo y yo negro, tu dices otoño y yo invierno, quizás solo por llevarnos la contra peleamos, quizás por jugar volvemos, quizás por burlarte me besas, quizás por cruel te seduzco. Es un juego conceptual del que no salimos, insultos van y vienen; te disminuyo y me ofendes. Me estas humillando y torturando, te estoy abrazando y besando. Somos la antitesis del amor perfecto, somos unos viles jugadores, que apuestan todo por la mano equivocada, teniéndonos justo al frente. Fuimos y estuvimos, pero entre las nuevas circunstancias y el viejo contexto, cambiamos.
Entre lo que es y lo que no, estamos odiándonos los dos; entre las cosas del pasado y las nuevas manos estamos viviendo como en un espejo, todo igual pero inverso. Caminamos ahora entre las mentiras y el odio, aun nos llamamos sin una bendita razón. Entre tanto quedamos sin nada, entre el si y el no, en un tal vez, en un balbuceo. En un gracioso y absurdo silencio. Nos preguntamos y debatimos como salvarnos, pero estamos condenados, no es ni si ni no.
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