Y a veces duele y llora. La niña se olvida de ser olvidada cada noche entre sus sábanas que han secado ríos y han abarcado un cuerpo que ni ella conoce.
Me he vuelto ciega y solo veo una pared entre hoyos y no te extraño, eso es lo que hago.

Y es tiempo de apurarse y es lo que hago.

Empieza en mi pecho y sube como la sangre que ha pasado por ahí en alguna noche de muerte que me ha dejado ir.
Me dejó ir y a veces el misterio me abarca y quiero alcanzarla, al rincón de mi cuarto verde, donde ha de esperar siempre, hasta que decida violar mi cuerpo.

No sé si mi existencia ha sido manchada de ignorancia, rabia, odio, engaño y maldad, pero tu mirada me da miedo y veo mi pintura y mi figura agachada en ese rincón, rodeada de espinas que salen de mi cuerpo para no ser agujerada.
Y lo estoy.

La perfección pasó de largo a mis pies, el temor alimenta mi imperfección y tu imperfección desangra recuerdos.
Ciegos son.

Soy sombra, y luz que opaca, hay error, algo no se escribió en una partitura sucia y así yo lo escogí, entre todas las cosas bellas y cristales deslumbrantes, te escogí.

Y cada día podría ser servible y cada noche un susurro que no se recuerda mas.

Esperar a mis manos sentir algo, es lo que hago. Esperé y encontré, y dibujé en mi carpeta invisible, imborrable, la que nadie quiere ver.

Desnudas mis capas y se desmoronan como migajón seco y ves...

Mi boca se ha cerrado hacia lo que me vuelve loca, y callar es lo que hago y ya no veo párrafos que revuelvan mi extraña mente, esa mente que no es compatible con traumas de perfección, porque somos iguales e iguales vamos a morir.

Y la sonrisa que va dirigida al anhelo, el anhelo de sentir paz en mis versos y mis tiempos, anhelo la normalidad de algo que no se puede tener y que flota en el aire, y se siente y se toca y se sueña, y todos ven, excepto protagonistas de la línea que sostiene aquel hilo palpable, fluorescente, que se puede cortar y nadie quiere machacar.

Quiero estirar mi brazo y poner alto a todo. Revolver mi cabello que he teñido de luz morada y negra como yo.
Porque tú no puedes ver las líneas que han escurrido por mis labios y los movimientos que acompañan mi caminar y mi hablar y mi amar. Soy la mejor compañía para algún mal recuerdo.
Y no sabes como miento cuando tengo que decir la verdad.
No conoces las líneas de mis manos, ni lo que ellas han hecho. Nunca has visto dormir mis ojos, ni cerrarse cuando no pueden aguantar el peso del agua. No has grabado mis parpadeos, ni mis gestos mas sensibles. Y no sabes como suena aquel sonido...
Cuando he reído por primera vez, estabas en fuga. Nunca has visto mis pies.

Y lo demás no importa si no has visto a través de mis labios que no conoces, como mi lengua penetra y transpira el veneno de quien se sabe amado por mi.

Mencionando nombres con esos labios que no gustarían probar, he caído al umbral que me ha visto caer mas de seis tiempos.

Y es tiempo de apurarse, y es lo que hago.

Y sé que son solo días, y que en cada uno hay una historia nueva. Y se fueron.

Y es hora de dejar de hablar para algo que voltea su miedo hacia mi otra cara. Despedirme es.. la última secreta leída y la única igual, es lo que hago.

Y oigo llegar un hombre que me ama, me espina con palabras que desconozco, como los pensamientos que lastimaran mi ceguera, mi silencio y mi invisibilidad. Duele, lo haré.

Son solo días, pero ya no recuerdo el sabor de la fresa, el olor del perfume escapa de mi dolor, y el color de mis ojos.
Son solo días..