Una mujer caminaba en silencio, el clima frió, el viento gélido que corría y azotaba su cara, solo era un simple reflejo de su alma.
La noche no tenia luna y las estrellas estaban ocultas detrás de las nubes, que pronosticaban tormenta, pero ella seguía avanzando, sin importarle que su piel se pusiera de gallina por el frío, y que sus pies le dolieran de lo congelado que estaban, ni que por su rostro se deslizaban lagrimas que surcaban sus facciones imperfectas para los parámetros de la sociedad.
Lo único que atravesaba y lograba penetrar el mutismo en que se hallaba era la imagen de él, con sonrisa comprensiva, él con los ojos nublados por la pasión, él diciéndole que la amaba, él prometiéndole que era lo más importante en su vida, él en esa cama con otra.
Lo veía de forma tan nítida, como cuando abrió la puerta de la habitación de su novio y se dio con el espectáculo, se encontraban los dos, teniendo sexo que nunca había probado con ella. Se les notaba que sentían un placer infinito, que estaban tan sumidos en su mundo, que ni si quiera se percataron de su presencia, ella simplemente se largo de hay con disimulo, en ese momento no era capaz de enfrentárseles.
No podía, por el simple hecho de que no se controlaría, le demostraría cuanto dolor había dentro de ella, prefería mostrar una indiferencia fría…duele más que te ignoren a que te demuestren odio, igual se puede lastimar de las dos formas, pero el odio aumenta el ego de la otra persona, ya que significa que te importa, que genera emociones tan fuertes, que pierdes el control de ti mismo.
Mientras ella seguía con sus cavilaciones, pensaba ¿por qué conmigo nunca intento eso? ¿Si le causaba tanto placer? Quizás el era de esos que pensaba que había chicas para hacer algunas cosa y otras no, tal vez tenia ese pensamiento arcaico de que algunas mujeres eran para casarse y otras solo para pasar el rato…rió ante este último pensamiento, porque ella misma se había reprimido, pensando que si le contaba sus fantasías (algunas bastantes degeneradas) él la consideraría de esta ultima clase.
Como dolía ¡Puta que dolía! Ver como se caía del pedestal donde lo había puesto…se había equivocado, lo había idealizado, sin percatarse que esa gente que se ve demasiado perfecta, casi siempre muestran una imagen distorsionada de ella, que ocultan algo que los avergüenza o no les agrada de ellos, porqué nadie es perfecto…si existiera ese ser ya no seria humano, se transformaría a divinidad. Mas seguía observando, impotente, como se caía esa esfinge que había puesto en ese podio de su alma y que al tocar el suelo se hacia añicos ante los pies descalzos de su espíritu, de los cuales la sangre brotaba a caudales.
A la vez en otro escenario de la vida, un hombre se paseaba preocupado por su apartamento, tenia la sensación de que alguien lo había visto en una situación comprometedora y la idea de quien era esa persona, no lograba tranquilizarlo. El solo pensar que fue su novia, le hacia sentir un escalofrió por las espalda, no quería perderla…pero ella tenia la culpa por no avisarle que venia, por no darle las cosas que él quería, aunque nunca le halla dado la mas mínima pista a ella.
Ambos se culpaban mutuamente, sin entender que cuando una relación no resulta, no importa de la clase que sea; amistad, laboral, familiar, amorosa, sexual…y tantas otras, la responsabilidad es de a dos, puede ser que uno se equivocara más que el otro, pero siempre ambos tienen un grado de culpa.
Se auto engañaban, en la vida no es todo malo o bueno, hay miles de matices, la vida no se encasilla en el blanco o negro, lo injusto e injusto, lo correcto e incorrecto, el amor o el odio….siempre hay matices, miles de detalles imperceptibles, que parecen irrelevantes, pero cuando se juntan, pueden determinar el resultado de lo que se busca.
La vida es un arcoiris, sobre un fondo blanco, azul, negro, realmente no tiene relevancia cual sea, los colores se entremezclan …hasta que se crea una nueva gama y después se vuelve a repetir el ritual y se crea otra y otra…así infinitamente, hasta que vuelve a su estado mas precoz y todo comienza de nuevo…son como los sentimientos van mutando, transformándose, deteriorándose…pero la esencia sigue siendo la misma, se agrega un poquito de rojo, se le quita una pizca de negro, se deja una gotita de blanco…el azul con el amarillo se juntan creando el verde y así se puede continuar por siempre.
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Un hombre irritado tira su celular a la cama, Manuel no consigue que su novia conteste sus llamadas y descarga su frustración con el aparato.
Amanda mira su móvil, tiene varias llamadas perdidas de su novio, decide seguir ignorándolo, mientras llega a su apartamento, sacando sus llaves, abre y se dirige al cuarto…se pone el pijama que él le regalo y se desliza en su cama intentando dormir.
Manuel sentado en su cama de dos plazas, que es demasiado grande para su cuerpo, que ya no tiene compañía, excepto la soledad que no ocupa espacio, pero pasa en su alma…observa tirado en el suelo, un oso de felpa, lo toma sonriendo de manera nostálgica…cuando ella se lo obsequio, su primer año juntos, el le había dado un pijama sexy, ella siempre lo usaba…los ojos se humedecen sin poder evitarlo, sin realmente percatarse de eso…no puede perderla, no quiere dejarla ir, toma una chaqueta rápidamente y se va.
Amanda se da vueltas entre las sabanas, las almohadas están impregnadas con el aroma de Manuel y la suave textura del pijama le recuerdas sus caricias…necesita salir de ese lugar, donde casi todo conserva algún recuerdo de él.
Se cambia de ropa apresuradamente y sale…dejando la puerta entreabierta, la luz del sol ya se filtra por las escaleras que ella baja, absorbida en su mundo, con los pensamientos volando por el cielo, en su camino choca con alguien, cayendo de bruces al suelo y como acto reflejo maldicen y piden disculpas al mismo tiempo, buscándose con la mirada…se encontraron con unos ojos que conocían tan bien como su propio nombre y las palabras se estancan ¿se puede perdonar? Cuando sientes que no merecías lo que te hicieron ¿puedes disculparte? cuando para tus adentros el otro también es culpable ¿se puede hablar honestamente? Cuando el orgullo se interpone como una pared indestructible entre dos personas ¿se puede recuperar la confianza? Si esta se encuentra rota desde los cimientos ¿se puede?
Era bastante extraño e irónico este encuentro para ambos y los recuerdos afloraron, un día en estas mismas circunstancias se habían conocido, pero en ese momento eran dos desconocidos que se deslumbraron con los ojos del otro.
Ahora había una historia entre ellos y las palabras no salían, las explicaciones y reproches se perdieron antes de salir de sus labios, las emociones, encontraban tan a flor de piel que no encontraban la manera de expresarlas sen perder la poca cordura que aun les quedaba.
Y así se quedaron unos segundos, que parecían eternos, en un silencio denso, no eran como los de otros tiempos… ¿que pasaría con ellos? ¿Como se terminaría su relación? ¿ o continuaría?...quizás después superarían está crisis y se afianzaría su relación, tal vez terminarían hablando mal del otro, tanto cuando estuvieran de frente como a las espaldas…o yodo acabase limpiamente y se ignorarían cuando se encontraran, mientras ellos seguían con la vista clavada en la del otro, sin decir la más mínimas palabra…sin saber que ocurriría . La respuesta a su situación se daría, cuando se produjera la precisa conjugación de las emociones, el destino, y el tiempo.
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