Cuanto quiera que las circunstancias no fuesen tan adversas,
cuanto quiera ser quien rija tu destino que al momento se nos dibuja tan incierto y tan esquivo,
cuanto quisiera ser fuente de certezas y sabiduría para así caminar contigo por este sendero tan oscuro y desierto.

Cuanto quisiera ser luz de vida, aire fresco y limpio que te bañe, quiera ser tantas cosas y me siento tan pequeña.

Quizás no pueda ser todo eso, y sin embargo te quiero regalar aquello que sé puedo darte: la fortaleza de mi espíritu, la tibieza de mi corazón y el calor mis brazos para que te brinden cobijo en las horas difíciles que te aguardan todavía.

No desmayes, ni te rindas que la lucha recién comienza, no temas por quebrarte, que el quebranto es humano y necesario para retomar nuevas fuerzas y mirar siempre hacia adelante.

Y si en este camino un tanto difícil, de pronto temes romperte en mil pedazos y no poder continuar la lucha de tu destino, no te preocupes que ahí estaré evitando que ello te suceda siendo tu apoyo y equilibrio, porque esa es la labor que me encomendaste al dejarme compartir tu vida con la mía, porque para eso están los amigos.

9/1/2007
Joysma