El hecho es que existimos.
Aún existiendo todo lo que podemos decir sobre la existencia es verdadero o falso.
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Creo que el hecho es tan poderoso que todo lo que podemos decir sobre la existencia es falso. Sin embargo esto no es más que un sentimiento pero tiene un fundamento lógico: El hecho abarca toda la existencia, nosotros podemos estar concientes del hecho, pero sólo abarcamos un espectro (y un aspecto) minúsculo de la existencia. Por lo tanto la existencia existe (y nosotros somos una parte objetiva de ella), pero no podemos decir nada de ella, de la misma manera en que una parte puede saberse parte y sin embargo ser incapaz de conocer el todo del cual hace parte. El hecho es ese todo del cual somos parte y el hecho es tal que somos parte. Como cada cual y cada cosa es parte del todo por eso es que las opiniones varían. El hecho de que las opiniones varían confirman el hecho, sobretodo cuando cada opinión es acertada (cuando cada opinión es una verdad propia). Cada opinión propia hace su parte como parte, como parte del todo; sobre todo cuando se opina sobre el todo; porque cada parte se forma como parte en su relación única con el todo, lo cual la distingue de las otras partes, de las otras partes que hacen parte del todo.
Los acuerdos no hacen más que buscar acuerdos sobre el todo, y absolutamente todos los acuerdos son falsos… por lo menos muy dudosos. Los acuerdos tienden a buscar que una parte sea tomada por el todo... entonces ya no somos partes, sino que nos convertimos en categorías o en grados de esa parte que pretende ser tomada por el todo. Curioso: mediante el acuerdo nos convertimos en una parte diminuta de nuestra parte que hace parte del todo.
Existe otro hecho, un hecho negativo, común en muchos de nosotros: es un hecho el que pareciera que no podemos funcionar sin acuerdos, que pareciera que no nos entenderíamos sin ellos, que sin ellos, que sin los acuerdos, viviríamos en la violencia. Sin embargo logro comprender esto: que una parte de mi parte convertida en mi ser en un acuerdo es violenta por naturaleza, porque mi parte entera no puede estar en un acuerdo satisfecha convertida toda ella en una partecita de ella misma (es la diferencia que radica entre los posible y lo necesario). Sin embargo puedo comprender la necesidad del hecho del acuerdo, a pesar de estar totalmente en desacuerdo – De ahí que, como muchos otros, soy de quienes consideran que la humanidad es estúpida porque no tiene más remedio que demostrarse de esa manera, aun cuando es (la humanidad) potencialmente hermosa (pero solamente en desacuerdo).
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De la incongruecia y de la contradicción que existe entre el hecho de que somos parte del todo y del hecho negativo de que al mismo tiempo somos una parte de nuestra parte debido a una aceptación común en cuanto a lo que es el todo, lo cual no es más que una interpretación aceptada de lo que es el todo, es de donde nace toda reflexión filosófica interesante. Sin una interpretación común y aceptada en cuanto a lo que es el todo no podría haber un sistema en el cual funcionásemos y, si podemos aceptar que el todo ya es de por sí un sistema, la verdad es que no lo conocemos y que quizás sea de naturaleza tal que permita la existencia de interpretaciones que creen sistemas parciales en el tiempo - todos falsos ellos si los vemos desde el punto de vista de la totalidad, pero, bueno, quizás la totalidad funcione de esa manera: de a pedacitos de ella misma que se van estableciendo y cambiando a lo largo del tiempo.
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