Nacimos para ser vencidos
y morir con el tiempo,
hemos vivido entre las graciosas sombras de otros,
mayores y mejores;
somos los últimos que jamás llegan a ser primeros;
fuera de leyes, de espacios o del mismo tiempo,
fuera de la conciencia y dentro de sueños.
Demonios enjaulados en inocentes cuerpos.
De la ira nacen cortes,
fuego y sangre, sal y calcio;
de nuestra estirpe quedaran un día las cenizas y el polvo,
que esparcidas se perderán en el viento.
Somos la raza de los caídos, los muertos y llorosos,
que sufrimos los castigos del infierno en vida.
Los tristes y melancólicos,
los perdidos y apagados.
Somos la raza renegada que con el tiempo se calla,
somos los ilusos y poetas mendigos,
los trovadores de verdades,
somos los jóvenes de todas las generaciones.
Voceros del mal y del bien,
caídos y mentirosos,
los Sócrates modernos.
Somos los autómatas despiertos,
conscientes de cada miseria,
de cada mentira y cada cosa reprimida.
Sensibles y perdidos,
duros y aún así caídos.
Somos la raza de los vencidos,
de los caídos que lloran,
somos los esqueletos del armario
de todo humano normal.
Vivos en el límite de la realidad,
a puertas cerradas por fuera,
por otros y con llave.
Somos los reprimidos, los recuerdos,
somos los simples esqueletos.
Henos aquí, dios traicionero
que dices ser padre.
Henos aquí mundo enfermo
del que todos somos parte.
Henos aquí sociedad maldita
de la que vivimos excluidos.
Pero hoy haremos un cambio:
-Vamos compañeros, libremos la ultima batalla
salgamos a jugar....
lejos de las puertas de la conciencia, vamos ya.
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