Que fácil es errar. Uno recuerda siempre que no es perfecto. Al mismo tiempo encuentra la excusa fantástica de que se hace siempre lo posible sin llegar a lo imposible. La vida es tan linda a pesar de las tormentas interiores provocadas por el mundo. Uno es una hermosa máquina de sentir. Escogemos. Siempre lo hacemos. Hallamos lo que decidimos. Ver mas allá del mundo es un don maravilloso de los ciegos de ojos tristes. Soñar es dejar de temer, sentir que hay algo más allá de todas las cosas... Es bello cuando encuentras este momento en que te sientas y escribes en libertad, sin que nadie te sojuzgue ni comente. Escribes como si fuera un plato a comer, y el mejor de los platos, pues creas y te sientes dios, uno simple, pequeño como un muñeco, inofensivo y real, palpable y con sobrepeso de sentimientos...
Hay en la vida tantas cosas de conocer, que muchas veces me dan ganas de no salir jamás de mi cuarto pues siento que todo esfuerzo es inútil, siempre se queda uno con el mejor de los intentos... Uno llega a la cima y desde allí observa hacia abajo, y ve a toda la humanidad escalando la misma cresta. Una visión muy triste, real, pero también observa a unos cuantos, unos puntos, unas personitas sentadas en una calle perdida sin que nadie les moleste, o unos cuantos que se sientan en un parque y advierte a toda la humanidad tras la cima en que el exitoso se encuentra. Es seguro que el de arriba siente celos, pues desde allí, abajo, se aprecia mejor el todo... Tranquilo, sin nada más que su vida como meta, y es seguro que la siente en cada instante en que vive sus momentos...
Ya es hora de seguir adelante. Hay cielos escondidos tras los cielos. Es posible que tras las letras se halle otro sueño. Y ese sueño seas tu o sea yo sentado en una mesa blanca, a las tres de la tarde, en un día lunes como cualquier día lunes... Y sin embargo, un día único y especial, pues allí se halla vivo quien escribe estas letras con su sentido… que pueda no ser el tuyo…
San isidro, enero del 2007
|