Generalmente pensamos que cuando estemos en determinada posición o estatus más o menos alto, podremos ayudar a los demás o conquistar nuestros propios sueños. Nada más lejano de la realidad, pues podemos aprender a disfrutar del poco o mediano impacto en lo que hacemos y tenemos. Asimismo podemos ayudar y bendecir a otros con cosas sencillas y pequeñas. La grandiosidad es cuestión más bien de vanidad y oportunismo. Ayudar es la disposición del alma para desear que otros también estén bien. Por ejemplo: Ceder una silla para que alguien esté cómodo o simplemente porque la necesita, aunque vayamos un tanto cansados y merezcamos el asiento. La grandiosidad de la vida se descubre a través de la sencillez de los detalles... de buena intención."