Olvidar, es un paso firme.
Es dejar de lado muchas cosas
en esas veces en que decididos,
nos disponemos a seguir con nuestras vidas.
Es sólo el principio de mucho,
el fin de demasiadas cosas que
con el tiempo se van colocando
sobre las pocas que quedan, atesoradas.
Es emprender una búsqueda distinta,
una empresa diferente de seguir buscando,
siempre lo mismo, siempre volviendo a caer
con las mismas piedras en los mismos caminos,
es intentar conseguir sin matiz ni disfraz alguno,
seguir adelante al ritmo del mundo que nunca espera.
Olvidar es saber que nunca han de volver,
los días aquellos, ni esas sonrisas que manchan,
esas manos que tocan y destruyen, esos aromas
que marcan, esos labios esquivos que un dia mordieron,
es asumir la consecuencia del fin de las cosas
y conservar mientras tanto la cordura, es jugar un poco,
a caminar con disimulo, a seguir intentando nuevamente,
llegar a casa y levantarnos a la mañana siguiente.
Olvidar es un recurso incomprendido e incompleto,
es una trampa que el tiempo nos ayuda a construír,
siendo el remedio de la locura, porque si recordaramos todo,
definitivamente no podríamos vivir tranquilos.
Olvidar, es saber que existes, pero que no me perteneces,
ni correspondes, ni esperas, ni buscas, ni amas...
Es entender que podemos seguir con nuestras vidas
por caminos separados, y aún así, conservar un poco de memoria,
para poder valorar y agradecer los buenos ratos.
Olvidarte es desgastar tu recuerdo almacenado, falto de brillo,
opaco por tanto uso, es entender un poco al menos
que por más celos que sienta a veces,
debes ser felíz en otros brazos,
es resignarme un poco a que termine,
por recordar todo lo que hemos vivido si pienso en un solo beso.
Es la máscara que me coloco por las mañanas para seguir con vida,
en este mundo que maltrata a quienes viven de recuerdos,
porque cuando apenas olvido un razgo, recuerdo cosas
y momentos, que me atormentan el resto del día. |