Montautre (A Silvana)
Las actividades del día han terminado, estoy muy cansada.
La casa está llena. Todas las habitaciones están ocupadas ingleses y holandeses nos acompañan.
Estoy en Francia hace tres meses, trabajando en un chambre d`hotes, en Limusin en un pueblito llamado Fromental.
Llegue a un lugar con historia propia, un lugar donde la palabra miedo no existe, donde el silencio es el sonido más preciado. Donde los bosques se mezclan con los lagos, el horizonte se extiende más allá de lo imaginable y la luna ilumina como en ningún otro lado.
El Castillo es del siglo XV y hoy conserva la misma energía de la familia que lo construyó y habitó durante seis siglos.
Imagino las reuniones en la gran sala, las mujeres vestidas de acuerdo a la época, miriñaques, sombreros. Cuándo todas las voces se apagan por la noche la música aparece y no puedo distinguir entre los diferentes instrumentos.
Al otro lado del jardín está la panadería, aún hoy si uno se acerca siente el aroma a pan tibio recién salido de ese gran horno.
Mi habitación está en el tercer piso, la misma que ocupaban los empleados de la casa-.. “¿ Será una casualidad ?”...
Las paredes hoy son color celeste cielo, una ventana chica pero con una visión amplia hacia el bosque. La cama descansa en una vieja chimenea tapada, un sillón y una mesa dejan un espacio importante en la estancia. Al lado de la mesa hay una silla dónde yo apoyé un espejo que estaba en el piso y sobre el mismo una lámina sin marco se sostiene.
Me di un baño y me acosté, no podía conciliar el sueño.
Fue esa noche cuando la vi.
A la derecha de mi cama mirando hacia la puerta , ahí estaba con un sencillo vestido, un blanco delantal y el pelo tomado en un rodete con una cinta.
Mis miedos siempre me jugaron en contra pero no sé porque en este lugar nada me provoca miedo, y menos compartir el dormitorio con ella.
Me dan ganas de preguntarle por su vida, cuáles fueron sus sueños. Que la retiene todavía en este lugar porqué no ha podido partir.
Contarle de mi vida, mis sueños.
Solo se que está cuando al subir las grandes escaleras de piedra el popurrí emana un perfume intenso sin haberlo tocado.
¿Será su perfume favorito?-
Me gustaría volver a verla, pero la seguridad que me da lo conocido no me lo permite.
La habitación nunca queda a oscuras, la ventanita es un ventiluz en dónde la luna alumbra. La busco todas las noches.
La silla, el espejo encima de ella y la lámina moviéndose deja entrever el contorno de una figura femenina con un rodete.
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