Esta noche es un insomnio diferente, y aunque debo aceptar que he tardado mucho, por fin he superado tu sombra. Hoy escribo distinto porque ya no arrastro las mismas cadenas, me mantengo despierto por otros motivos; no puedo mentirnos, te extrañé demasiado lo sabemos, y después de todo este intento por fin puedo soltarte, porque estoy ya tres pasos delante tuyo.
Siento los brazos cansados y las uñas desgastadas, como esas torpes y necias ganas de que volvieras por los viejos tiempos, que partieron aún antes que vos. He logrado entregarme a otra causa distinta de la tuya sin invocarte una sola vez, y en esta intentona que por fin ha fraguado hasta liberado me he sentido, sin esas ganas que vivas mantuve por si un buen día decidías volver.
Mentiría si dijese que amo como lo hice alguna vez con vos, porque son cosas siempre distintas, pero en agradecimiento uno estas últimas letras a vuestro nombre y dedicatoria. A salud de esas primeras e imborrables ocasiones que compartimos, bajo un mismo manto que cómplice nos cobijara.
Quedas en mí, indeleble y preciada, como esos buenos aprendizajes que sé nos acompañarán toda la vida desde ahora, marcándonos y señalándonos la senda a seguir. Hoy 3 pasos delante tuyo, cuando volver la vista atrás ya no resulta doloroso, y al notar has partido hace ya tanto, por vez primera siento tranquilo que puedo marchar, porque ya no quedan por resolver asuntos pendientes.
Gracias de nuevo, por haber iluminado con tu luz el camino de mi vida. |