En unas horas terminan mis vacaciones, vuelvo al monstruo de ciudad donde vivo. (Aunque esté aprendiendo a quererla, después de años en ella, esta ciudad aún me parece algo inhumano.) Atrás queda todo lo que he aprendido en estos dieciséis días. Preparo la maleta mientras escucho música entremezclada con noticias en la radio. Noticias que me asquean; que hablan de partidos que se hacen dueños de un dolor que les es extraño en unos atentados de asesinos que sólo merecen lo peor.
Miro a mi alrededor y todo me huele a familia y a amistad, sé que volveré aquí en un suspiro pero me cuesta irme. A veces creo que debería seguir pensando como antes, sin preocuparme por el futuro ni por mi carrera profesional, debería dejarlo todo y empezar de nuevo, viajar de trabajo en trabajo, seguir conociendo como conocía antes, seguir sintiendo... parezco un adolescente con estas reflexiones; tal vez quede algo de ello en mi alma, algo que haya que resucitar, tal vez...