Hace calor, el avión parte en media hora. Es la primera vez que viajo en avión. El señor que está a mi lado es el tutor John Murray. A John Murray lo han enviado del orfanato Jenkins, a buscarme, a llevarme a New Orleáns, donde está el orfanato.
Jenkins es el director del lugar, lo ha enviado a buscarme. No se bien para qué pero me ha venido a buscar. Dice que soy un talento perdido. Que el me encarrilará, que en el orfanato tendré nuevas oportunidades.
Se ha preocupado que traiga mi saxo. El mismo lo ha colocado en un nuevo estuche y lo mantiene a su lado. Casi parece importarle más que yo. Dice que no sabe tocar nada de jazz pero que le gusta mucho escuchar. Dice que le gusta escucharme. Ya me ha hecho tocar tres veces en el aeropuerto, mientras esperamos.
He tocado tres veces y la gente se ha reunido a mí alrededor. Algunos han dejado monedas. El está orgulloso, no para de repetirme que en el orfanato cambiaré mi vida, que tendré un gran futuro. Yo no tengo nada que perder, por eso lo sigo. Toco jazz en un burdel de la ciudad y de eso me gano la vida, hasta hoy me ganaba la vida de eso, de ahora en más no sé.
En el burdel me trataban bien. Me daban de comer, un lugar para comer, las propinas. Mi padre también tocaba jazz, hace mucho que no lo veo. Mi padre me enseño a tocar jazz, no lo veo desde que me llevó al burdel. Dijo que en casa ya no podía seguir, que no había para comer.
He tocado unos años en el burdel. Las chicas son buenas, me cuidan, el patrón es un buen tipo también. John Murray se parece un poco al patrón. La forma en que me trata, como si me quisiera. Dicen que tengo una sonrisa muy dulce, pero que mas dulce es mi música.
El patrón ha sido quién conoció a John Murray. No se dónde. Pero se enteró que este hombre estaba buscando pequeños jóvenes con talento musical para llevar al orfanato Jenkins. El orfanato Jenkins, dice John, es una cuna de músicos. Me seduce la idea. El patrón se ocupó de mi bienestar pero me da lástima dejarlo, no se quién animará las noches en el burdel. Alguien vendrá, eso mismo dijo esta mañana.
Una azafata nos hace señas. Ya podemos subir al avión. John Murray me da golpecitos en la cabeza, me hace levantar. Lleva en una mano el saxo, en la otra los pasajes. La azafata es hermosa, tiene piernas lindas, como la de las chicas en el burdel. Sonríe. Se escucha el ruido de las turbinas. Le pido al señor Murray que me deje llevar el saxo, me lo da, subimos al avión. Me lleva de la mano.
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