DESPISTE.
_Buenos días, señora. ¿Me podría hacer un favor?
_Usted dirá, buen hombre.
_Verá, no sé cómo explicárselo ni sé si diré bien el nombre.
¿Sabe, por casualidad, dónde venden el cianuro?
_¿Cianuro? Me suena. A ver que piense... Cianuro...Cianuro ¿Es algo
de comer o relacionado con la estética? Caballero, en confianza le diré
que soy muy despistada. A veces mi hija me dice que vaya a por el pan
y cuando voy por la esquina no sé si me ha dicho de cuarto o de medio.
_Sí, señora, suele pasar a nuestra edad. Eso de confundir y olvidarse
de las cosas, está relacionado con la poca juventud que tenemos.
_Ya me dirá...Yo, los próximos que cumpla serán noventa. Usted no
debe de andar muy lejos.
_No, lejos no. Hice la semana pasada noventa y dos.
_Así estamos, caballero: despistados. Deberíamos de preguntarle
al guardia que hay en la esquina. Sabrá usted que ellos están al tanto
de todo.
_Puede que sea buena idea, señora mía. Pero, ¿y si no sabe tampoco?
Es arriesgado, ¿no le parece?
_Hay que probar, caballero. Si usted no me llega a preguntar a mí, ¿cómo
iba a saber que no lo sabe?
_Eso es cierto.!Mira que tengo mala memoria! No acordarme de dónde
lo venden... Y lo que es peor: no saber para qué se utiliza.
.
_Y,¿para qué se usa el cianuro? Porque me ha dicho que se llama así.
_Sí, así se llama. Y dicen que va muy bien.
_Bien irá pero, si no sabe para lo que sirve, es como si nada.
_Quizás tenga usted razón en lo que dice, señora. Es chocante no acordarse
para que sirven las cosas que van bien.
_¿Sabe que le digo? Vaya a comprar otra cosa que sea menos compli-
cada.
_Y,¿qué voy a comprar si no sé si me hace falta algo?
_También es verdad. Eso de comprar por comprar, señor, no se lo aconsejo.
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