... ... ... ... ... ...
...Y los simétricos sonidos...
...que duran un segundo,
y toda la luz del Mundo,
y el Espacio sin Tiempo...
.......
La Niña Elegante y el Hombre de Verde seguían esperando. Él miró su reloj de plata. Faltaban segundos para las seis. Ella miraba divertida las palomas blancas y las hojas amarillas que caían. De pronto la brisa empezó a soplar más fuerte. A lo lejos se escuchó la primera campanada de las seis de la tarde. La niña lo miró. “Son las seis en punto”.
Varias cosas sucedieron en ese momento...
...No aparecieron mágicamente...No hubo un destello, ni una explosión, ni siquiera un sonido... Dos puertas blancas parecieron surgir de la plaza, una a cada lado de la niña y el hombre. Una persona salió de cada puerta. Un joven vestido con un pantalón y camisa, y un hombre maduro muy abrigado, con bufanda y gorro de lana. Otras dos personas aparecieron en el suelo frente a ellos: Un niño de quizás 8 años vestido de negro apareció deformado en extraños ángulos y poco a poco fue ganando normalidad, y una mujer rapada con una túnica naranja simplemente apareció sentada en posición de loto frente a la Niña Elegante.
El hombre de verde se levantó y les preguntó: “¿Qué buscan ustedes en mi sueño?”... Silencio... Nadie respondía la pregunta del Hombre de Verde. “¿Por qué están en mi sueño...? –siguió diciendo.- Yo sólo quería...
No pudo terminar. Los cinco soñadores y la Niña Elegante levantaron sus cabezas para ver cómo la torre del reloj se derrumbaba con un gran estruendo. Las palomas volaron lejos de ahí. A la plaza sólo llego el polvo.
Todos quedaron en silencio. La mujer rapada dijo para sí misma “...Lugares sin tiempo...”.
- Así es... Un lugar sin Tiempo, preciso para buscar las respuestas del Mundo...- Era un viejo formalmente vestido, con un bastón de oro, estaba sentado al lado de la Niña Elegante. La mujer y el niño de negro lo reconocieron. ¡Era el señor!.
El Hombre con Abrigo se adelantó.- Creo que todos nosotros estamos esperando la respuesta de parte de usted, señor. Yo, por mi parte, inventé una realidad que me permitiera buscar más rápidamente la respuesta, pero estaba siendo perseguido por mi propia sombra. Cuando uno se mira por primera vez a sí mismo, siente el frío más espantoso que se puedan imaginar.- Se acomodó su bufanda.- La respuesta no es vencer nuestros miedos, ya que para llegar a este lugar debemos aceptarlos...
-... Todos buscamos algo, pero sin saber que es...- el Joven sin Nombre habló por primera vez.- Yo no me daba cuenta que todo esto era un sueño, tuve que encontrar un par de señales. En estos mundos irreales no tenemos identidad, pero al contrario, somos sólo nuestras almas sin nombre. La respuesta no lo podemos encontrar por nosotros mismos, ya que somos nuestra esencia y a la vez no somos individuos...
- ... Necesitamos una ayuda para poder avanzar en estas realidades.- continuó el Niño Vestido de Negro.- Creamos el suelo, creamos el cielo, creamos todo lo que nos sirve para movernos dentro de una fantasía... La Respuesta tampoco es el espacio...
- ... Porque aquí simplemente no existe el espacio definido.- Lo interrumpió la mujer rapada.- El Tiempo mide el espacio, y en los sueños, al no haber Tiempo, se pierde la esencia de toda la realidad. La Respuesta no es Tiempo, ya que para encontrar la respuesta necesitamos ingresar al Espacio Sin Tiempo...
El Señor se levantó de la banca, la Niña Elegante dejó la bolsa de migajas y también se levantó.
- Creo que ya saben todo lo necesario para dar el próximo paso.- dijo él.- ahora sólo deben seguir buscando... antes que despertemos. Porque ninguno de nosotros puede decir con exactitud cuál de nosotros está soñando y cuál está siendo soñado...
Todos lo miraron, callados.
- Adiós.- dijo la Niña Elegante.
Y
Simplemente
Desaparecieron
Silencio. No se dijeron nada. Los cinco soñadores estuvieron un buen rato escuchando el sonido del organillo a lo lejos.
La Mujer Rapada volvió a sentarse en posición de loto.
El Niño de Negro comenzó a caminar hasta que se confundió entre los árboles.
El Hombre Abrigado sacó su reloj de bolsillo y abrió la misma puerta que lo trajo allí.
El Joven Sin Nombre simplemente se quedó parado donde estaba.
El Hombre Vestido de Verde se sentó en la banca donde había estado la Niña Elegante.
- ¿Qué harás ahora?- le preguntó al Joven Sin Nombre.
- No sé.- dijo mientras se sentaba frente a él.- A veces es mejor esperar...
El Hombre de Verde sonrió. Tomó una pequeña bolsita de seda. Estaba hasta la mitad llena de migas de pan.
- ¿Quieres dar de comer a las palomas?
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