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No recuerdo cómo fue que nos conocimos. Es indudable que la Página de los Cuentos fue el lugar de encuentro y de seguro uno dio con el otro o viceversa. Lo cierto es que, sea como sea y de la forma que haya sido, la mágica empatía surgió del mismo modo que surgen miles y miles de relaciones en este medio tan amplio y tan vago a la vez.
Comenzamos con desafíos menores: ¡Que escríbete esto! ¡Ya po! Y tú escríbete esto otro. Y nos fuimos haciendo amigos, conociendo nuestras mutuas debilidades y fortalezas, nuestras insolubles penas y nuestras pequeñas esperanzas. El chat, el libro de visitas y las estáticas fotografías que pretendían humanizarnos de algún modo, fueron el preámbulo para que quisiéramos saber de que manera se conjugaban esas palabras, escritas con tanta prodigalidad, con la persona que estaba al otro lado de la red. Y nos conocimos en Octubre de 2004 y esto fue lo que escribí en esta misma página, a propósito de dicho encuentro:
“La conocí este sábado. Pude escuchar esa respiración suave que demuele horizontes reales para que su cabeza prodigiosa los trueque por villancicos sin estación. Contemplé su diáfana mirada tras los cristales de un par de lentes. Vi como sus labios articulaban indelebles palabras que yo sólo conocía en otros códigos, frases que se vistieron y arroparon en una voz melodiosa, musical, bien timbrada, la vi, la toqué, es real, envídieme ese batallón de incondicionales que se emboscan tras sus letras para descubrir sus más entrañables secretos. Compartí sus sueños y esperanzas, regateé una de sus más encantadoras sonrisas y cuando el reloj se antepuso entre nosotros, como un tirano sin corazón, nos despedimos, sintiendo yo su respiración tan cerca mío, que me creí inmerso en uno de esos mágicos cuentos que a uno lo transforman en príncipe, sin pasar por la humillante condición de batracio…”
Un mes más tarde, nos encontramos, en memorable jornada, con Rodrigo, Shou, Ignacia y otros amigos, personas de carne y hueso, magníficos compañeros de sueños y de aptitudes.
Desde entonces, ambos jugamos con la complicidad, fuimos inseparables amigos, nos vimos en otras ocasiones y siempre existió el respeto mutuo, jamás se mal entendió esta relación.
Hasta hoy, en que ella cumple un año más y, de seguro, será una fecha más significativa que las anteriores, puesto que, en breve, se trasladará con su familia al sur de nuestro país y todos sus conocidos, nos transformaremos en un puñado de letras, en palabras expresadas sólo en la pantalla del computador. La echaremos de menos, así como ella se sentirá extraña con esta ausencia de piel y sustancia que nos aquejará, seremos ondas electromagnéticas, impulsos mecánicos, sonidos e imágenes borroneadas y para nosotros ya no será la Anémona juguetona que está allí, a un paso de un abrazo.
Aún así, aunque la distancia sea larga, como indefinido el tiempo en que estaremos separados, trataremos de sobreponernos a esto, abrigándola con frases cálidas y saludos esperanzadores. No la olvidaremos y le haremos saber que la amistad, cuando prende mutuamente en los corazones, sobrevive a todos estos flagelos contemporáneos de viajes, traslados y despedidas y las carcajadas y las sonrisas serán tan potentes, como lo es de sentido este abrazo que le envío ahora por un nuevo cumpleaños que más parece la antesala de una partida.
Feliz cumpleaños, Anémona. Nunca nos olvides, que nosotros tampoco te olvidaremos…
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Texto agregado el 06-01-2007, y leído por 354
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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12-01-2007 |
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Qué malo que sos!! me hiciste emocionar hasta las lágrimas. qué preciosura lo que le has escrito a nuestra querida amiga, es magnífico y habla de la gran persona que sos. No sabía del cumple, me siento en deuda con esa personita maravillosa. Besos y estrellas a ambos. Magda gmmagdalena |
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06-01-2007 |
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Que maravillosa historia hecha de complicidad y amor a las letras. Un abrazo a tí, por haber relatado tan bien esa amistad que los une, y otro para Anémona, porque sí, porque se lo merece. loretopaz |
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06-01-2007 |
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Me uno a la felicitación...Buenaslíneas, con un noble fin... churruka |
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06-01-2007 |
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Gui, tienes esa particularidad de emocionarme tan, tan ràpido, esas palabras tuyas, las siento tanto.
Dices de la amistad cosas tan verdaderas,.
Como tu podrìas mal interpretar algo por Dios?, si una te muestra el alma.
La amistad es confianza,y esa no se compra en una farmacia.
Es comprensiòn, porque para eso existe la palabra, para aclarar lo oscuro.
Pero ella jamàs termina, pase lo que pase.
No entrè a esta pàgina buscando nada, sin embargo, encontrè demasiado.Existen muchos amigos, pero el alma, el corazòn los selecciona, asi como puede seleccionar el amor.
No todos son iguales, nadie se puede comparar, tengo la inmensa dicha de haberte conocido y que tù lo hicieras.
Se que durarà una eternidad, muchas cosas pueden suceder, pero ese acercamiento de almas, jamàs terminarà.
Te quiero amigo.
Besitos Vic************ 6236013 |
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06-01-2007 |
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Ays, ays, ays si estando lejos no logro ser la de siempre prefiero que me parta un rayo. A mi me pueden trasladar de aquí para allá, hasta soportaría un recauchaje, con los años pero mi escencia la que tú conoces, la que mis amigos conocen esa permanece intacta. Y sí, también de echaré de menos y de más, pero no te creas que no me voy a estar dando mis vueltas locas, dejo asuntos que debe supervisar personalmente. Te quiero, Luis Guido Pacheco, siempre y gracias. anemona_ |
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