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JUANA BOMBOM



Estabas allí en el recuadro de la puerta y no me esperabas. Fue duro saberse uno más. Presagio encerrado en el misterio de tus ventanas. Las horas pasaban y el aburrimiento sólo era contrarrestado por un recorrido minucioso que vos ni percibías. Tu perfume no era importado, no te hacia falta. Olías fresco como tu sonrisa . Brotabas desde tus palabras y humedecías el entorno. Mirándote supe que iba a ser el cocinero de tus días. Mi primer deseo fue hacerte chocolate con forma de bombón y aprender a saborear tu inolvidable imagen.


Esa carta de Juan confirmaba circunstancias irreversibles que se repetirían una y mil veces. No sabes muy bien porqué pero ocultaste muchos tramos. Te envolviste en cuadros sin marco, para bajarte a la vida. Hubo algunos no creas que es muy fácil responderte, como si acaso a vos te resultara aligerado un soñar el calor de su piel en tantas aguas encerradas en un tenés respuestas para eso.

Dicen que cuando uno vuelve la mirada en un adiós disfrazado entre un quiero no puedo que me muero, queda envuelto en una promesa que es imposible revertir. Venías atravesando la montaña en una picada envuelta en brillos enmascarados.

Quien te abrió la puerta del amor fue el mismo que te la cerró en las narices sin decírtelo. Buscas con desesperación explicaciones que no te alcanzan porque los sucesos te sobrepasan. Encuentros fugaces que superan realidades casi imposibles de entrelazar con los quiero lo mejor para vos o los alguien que entiende lo que te pasa. Quizás lo certero se encuentre encriptado en la frase me encanta compartir momentos con vos y porqué no también en tu descargo nunca me prometió ni me ocultó nada.

Deseas el hijo que no sabés cuando va a llegar porque el padre no puede tener el nombre que vos querés, y entonces manifestás con audacia que hasta te animarías a tenerlo sola.

Uno de tus recurrentes ataques de llanto te retrotrae a ese otro que te hizo sentir en clave de dos – cuando creíste que era el elegido - y no lo viste más.

Uno se miente buscando un símil, y obvio no es igual, siempre es diferente.

Tus imágenes se conjugaban con aquel otro que te dio el primer beso y además se embarcó en el tránsito iniciático de inquisidoras caricias que apenas intentaban descubrir hacia donde te llevaban, pero que aún en el dolor y la inexperiencia te permitieron sentirte cálidamente cuidada. Lo amaste tanto como lo odiaste porque no se le ocurrió nada mejor que irse con otra. En él reconociste el error de pensar que amar era soportarlo todo y encima creer que no supiste cuidarlo. Culpas sumadas en un todo lo puedo que apenas alcanzás a vislumbrar .

El inolvidable empezó a caminar tu piel, arrancando en un sutil derrotero de forjarte laberintos entremezclados en puertos disímiles.

Te tomás la vida con un grito para devorar cada semitono con minuciosidad, aunque advertida de que muchos de los vivos que te rodean están muertos de por sí y no sólo para vos.

La nona fue la depositaria de tus diálogos en tiempo real y permaneció presente en esas charlas autistas en las que buscás certificar evidencias que la realidad no te devuelve, porque siempre supiste que podías contar con ella.

Esa vivencia es la esencia generadora de tus madrugadas. Pero no te engañás, y tenés miedo del día en que tu papá inicie la partida, porque en el fondo todavía la muerte merodeadora ni siquiera te rozó, apenas se instaló como una advertencia que te detiene en su imagen fugaz.

No te place viajar, querés volar de a dos, porque pensás que es más placentero. Quizás se encuentre en esa disyuntiva el riesgo más grande, en el que hoy no te permitas elegir la mejor variable, porque además llegaste en el momento y la hora menos apropiada para quien pusiste en el lugar de los imprescindibles. Aunque sea él quien te buscó, perseveró y te alcanzó.



Te aferrás a una familia con muchas vueltas, aunque supiste desprenderte a tiempo, porque el afecto fue sembrado en vos como pudieron o como los dejaron , y se nota que germinó en buena simiente.

Una mamá que encontró su pulsión de vida en el sufrimiento, porque tal vez no tuvo oportunidad de reconocer que el hombre que amaba era único y su reemplazo iba constituirse nada más que en un buen clon, pero un clon al fin.

Nunca nadie puede ocupar el lugar de otro, simplemente es otro.

Un papá al que considerás tu espejo en versión femenina ocultando que su carga de fuerza individual tuvo que ver - en el fondo - con una pulsión de descompromiso absoluto.

Una hermana que anda a las tontas y locas, perdida en cuanto camino inicia, encarnándose en una de esas personas que si la puede hacer bien, irremediablemente la termina haciendo mal. Una niña grande que no supo encontrar el resorte del despegue y se quedó sometida a un ficticio cinturón de seguridad.

El tiempo te permitió reconocer tus fructíferas épocas en que las decisiones las tomaban por vos, desde elegirte la ropa, los amigos, la escuela, pasando por los colores de tu habitación y hasta la música que debías escuchar. Tanto que cuando estudiabas de noche, te decían deja eso que mañana tenés que ir a trabajar.

Sutil manipulación de quien recibe el magro sustento que aporta el compromiso de los deberes y que precisamente por eso es sustancialmente carencial. Sin embargo, se constituyó en el claro detonante de tus grandes emprendimientos. El más importante: la mudanza el día que la nona se iba de gira y vos ingresabas en tu verdadera independencia.

Aunque nunca dejés de recordar cuando el chico más lindo del barrio, te miró los zapatos de charol y dijo: con vos así vestida no voy a ningún lado. Suficiente réplica el urgente sube y baja dos minutos transformada en una chica de jean y zapatillas, no como mamá quería, pero más cómoda y a tono con tus tiempos.

Elegiste que el trabajo era importante y profesionalizaste no sólo la tarea sino también sus esencias. Reafirmaste tu autoestima aunque a menudo aflojés en chubascos acuosos que tiernizan la capa de firmeza con la que sobrellevás logros y pesares.

Vivís en muchos aspectos colgada de una palmera, porque entendés de las políticas de administración pero no reconocés - ya que nadie te abrió el camino y no lo supiste divisar - , que la política no es una mala palabra encerrada en la controvertida historia del país en el que tocó nacer. La política es un marco de vida donde el otro dignifica nuestro ser y potencia nuestro hacer .

Sos hija, hermana y tía como mejor te viene, pero no tenés ni un papá, ni una mamá, ni una hermana como quisieras, quizás alguna vez un sobrino crezca y pueda reconocerte como vos lo deseás.

Sos amiga de todas las maneras posibles. Cuando empezaste a sembrar, porque vos no decís cosechar, decís sembrar y la diferencia es altamente significativa, te creíste que algunos eran amigos y sólo resultaron compañías para los buenos momentos, sin embargo comprendiste que son más importantes que cualquier otra circunstancia, aunque reconocés a la familia como un valorable sostén aún carecés de la pauta que te posibilite un pronóstico de recuerdo o mejor uno de réplica. Volvés a ratificar que un amigo cerca, lejos, más allá o más acá es fantástico y gratificante, pero te hace ruido cuando las partes son un hombre y una mujer, sentís que sólo es posible cuando ya pasó el vértigo de la piel por sus cuerpos, pero los hechos indican lo contrario.


El cocinero que te dió identidad vital, nombrándote Juanita Bombón, fue también el que te sumó el peor recuerdo . Las palabras fueron cuatro : voy a ser papá, pero el dolor tenía una más : yo no soy la mamá.

Ese innombrable es un imposible porque él lo quiere así, es el que aparece en muchas canciones y el que te resuena como un timbal creciente. El que añorás desde la ventana de tu cámara cuando el obturador cierra expectativas recurrentes. El que te hizo creer que habías arribado en mal momento, tarde para formar algo de primera como denunció el cotilleo irreverente.

Juana vos no sos ni un tren ni un avión para un arribo tardío. Sos una mujer de primera que él supo reconocer con su más tangible demostración de trazo fino sobre cada trocito de tu cuerpo. Cuatro ojos entrecruzados correrán por el mundo con un brillo distintivo, el que ya no cambiará la mirada retroproyectada en un espejo empañado por la cobardía de patéticas indecisiones.

Vuelven a quedarse solos cada uno en su refugio porque las historias se repiten lacerantes. Quizás se merezcan la esperanza de creer, una vez más, que alguna vez podrá ser.

Ese mismo que sabe golpear tus puertas para penetrar tus ojos vidriosos. El que te camina con sigilo aun sin estar. El sol que te abriga desde lejos, no mucho mas distante que unos quince centímetros de tu nuca. El que te hizo perder el sueño, y aparecer con ojeras que despertaban suspicacias pero felices portadoras de su encanto. El que llenó de estrellas más de una vez el cielorraso de tu habitación y trocó el empapelado en brillos divergentes. El que te acercó al mejor recuerdo del ayer y te hizo llorar envuelto en sudores, entrelazado entre tus piernas, secándote con ternura las lágrimas del gorgorito satisfecho.

El que un día se acercó a tu ventana para que lo reconocieras. Otro te acompañó con sigilo sumándote a un lugar distintivo. El restante siguió paso a paso tus latencias, y en ese momento se permitieron necesitarse. Varios días se cuidaron como podían aunque hubieran deseado mucho más, pero en ese lugar ambos se hicieron sin intentarlo el regalo de una mutua elección . Hasta que probaron jugar con la distancia sin entender que el amor no nace de la necesidad, y obvio fue un intento fallido.

Todas estas son las cuestiones que ya no vale la pena enumerar pero que sin dudas hacen de alguien un imprescindible.


El es quien hoy nos encuentra, sentadas frente a frente, junto aquel otro perdido en el teclado de otra historia que se escapa en subterfugios falaces, preguntándonos ambas - desde rincones opuestos – porqué, cuando dos imprescindibles se buscan, se encuentran, se reconocen, se identifican, se manifiestan, se permiten gozarlo sin ambages, y finalmente prueban descartarlo, enterrarlo y olvidarlo se les hace una costurón con un doblez inmanejable; porqué en esa circunstancia, uno se repliega lleno de miedos controvertidos y otra se desangra hasta el último cachito de sus esencias despellejándose en suspicacias que nunca son suficientes, para no morir de tristeza .


Silvia Haydeé García


Texto agregado el 04-01-2007, y leído por 319 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
29-05-2007 Sencillamente, conmovedor. Muy bien. Saludos. Jazzista
29-03-2007 "Fresco como la sonrisa, nostágico como el recuerdo. Y "te llenó de estrellas ... el cielorraso de tu imprescindible sentimiento". azulada
12-01-2007 Me he imaginado que tú y yo estamos sentadas frente a frente, que te veo con tus ojos preciosos, con un algo de brillo hablándome de esta Juana que conozco desde hace un tiempo que se te parece, que eres tú, que no la veo de otra forma, que todo este decir de su interioridad hace referencia a quien lo ha escrito. Es sencillamnet ehermosa la forma como te has paseado por la vida interior y las situaciones que pintas con trazos sutiles, entremezclando ambos caminos para llevar al lector a hacerse una idea completa de esta mujer que hoy puedo ser yo, que puede ser cualquiera de nuestra generación, con historias, con dolores, con reemplazos en el marco de una puerta que invita a pasar. Grande , Silvia. Ya sabía yo que debía tomarme el tiempo , todo para mí y también para ti para pasear con tu Juana en este viernes de silencio en que estoy leyendo atentamente esta historia, que se me queda, sabes, se me queda, igual como cuando te leía allá en predicado, esas historias de la Juana que no he olvidado. Gracias, amiga por la invitación. FaTaMoRgAnA
07-01-2007 Uh... más que me quisiera contar con la capacidad de traducir a palabras exactas, expertas, lo que esta narración tuya me trasmitió. ¿Critica literaria? ¡Olvídalo! No es para nada mi campo. ¿Comentario intelectualoide? Me parecería una falta de respeto hacia las dos. Algunos detestan que les dejemos comentarios que simplemente digan: "Me encantó" Pero, ¿Qué pasa cuando ese "me encantó" es lo único que nos brota del corazón? Espero que vos seas de los que saben aceptar eso. A lo sumo podría sumarle que de veras me conmocionó, me movió cosas que hay alli dentro de mi persona, en la cabeza... en el corazón... o vaya a saberse dónde es ese lugar productor y receptor de emociones fuertes... qué se yo! Mirá, en suma: Me mató este, tu texto, nena, me mató. ***** torovoc
05-01-2007 Esta mañana me lebante temprano para leer tu... (JUANA...) TRISTE MUY TRISTE... PERO QUIEN NO DICE QUE ES LINDO VIVIR EN UN MUNDO QUE SIEMPRE TENEMOS A LOS PADRES VIVOS Y A LOS HIJOS CHIQUITOS!! MIS***** LLENAS DE FE Y ESPERANZAS PARA UNA MENTE TAN DULCE E INOCENTE BESITOSSS NIL... nilda
04-01-2007 Amiga querida ya lo leere. Me lo copie en letras mas grande, tengo problema en la vista hoy lo leo y luego te lo comento y te dare las 5* que seguro se merecera este cuento... como todos tus escritos besitosss siempre tu amiga NILDA... nilda
04-01-2007 Más que un relato, me parece un magistral cuadro de una persona, una especie de comienzo de una novela sicológica. margarita-zamudio
 
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