¡Cómo me gustaría estar en casa ahora!
Exclamó en alto un borracho.
Le serví otro coñac cuando me hizo la señal
Movía la cabeza
Arriba y abajo
Al rato hacía los lados
Sacaba las almendras
De su bolsillos y masticaba con las encías
La rubia
La del tatuaje
En cuanto se acercaba a recoger el tabaco
De la máquina
“Me voy a descansar”
El borracho la detuvo por un brazo
Y le preguntó
¿Cuánto cuesta una casa?
Ella le dio unas monedas
Tenga, tómese otra
Está es su casa.
Al cierre, como siempre
Tuve que echarle
A Patadas.
Texto agregado el 03-01-2007, y leído por 323
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Lectores Opinan
06-01-2007
excente ! evoca mucho con pocas palabras, nada mas que decir nitrofiver
04-01-2007
pobre de él o de él... más de uno, lo sé. *5 mosquita