Olvídame, entiérrame;
mátame en tu memoria.
Deshazte de mis labios, de mi cuerpo
y deja enfriar mi lado de tu cama.

Siempre creí que tu presencia
sería una sombra constante
sobre mi vida, sobre mi alma...
Me equivoqué.

Desde hoy mi ser ansía
otro rostro, otro nombre, otra alma.
Hoy despierto en otros brazos,
en otro mundo donde no hay espacio para tus recuerdos.

Mi cuerpo no desea devorarte,
ni siquiera logra soñarte.
Ya no tengo que engañar a mi corazón
con tristes noches de aventura.

Ahora vivo días enteros de locura,
embriagada de cariñosa pasión.
Simpemente un día desperté,
y sin darme cuenta habías perdido todo significado en mi corazòn.

Por eso te digo "Adiós" sin tristeza ni miedo,
y quizás cuando te vea en la calle
mi cara te recuerde con una sonrisa
y pensaré "Te conocí y me acuerdo".