Unas curvas, un par de vueltas en el aire… sigo volando, a través de tiernos pétalos que me abrazan en la frialdad de la noche… sigo volando. Dar la vuelta a mi pequeño cuerpo y mirar las estrellas--- ¡Un momento! No son estrellas lo que veo, pues la luna opaca su realidad y su belleza; mancomunada entre roces celestes del viento y mi aleteo, son lagrimas que de mis ojos caen, y sonríen a la luna, mirándola desde abajo, guiñándole un ojo al engaño de su luz… ¡Todo por coger más pronto las estrellas! Y mientras todo puedo yo imitar, solo un beso es lo que logro tener en mi mente; solo un beso. Un solo roce de labios como el de mis alas y el viento, mis alas y los pétalos, con ellas yo siento. Rosas eternas, un decompuesto corazón: ¿Quién tiene los pedazos que faltan? ¿¡Quién los tiene, maldición?! Tú, devuélvelos. Te di mi alma y mi corazón con un solo vuelo frente al mar, te los di luego en una noche de otoño frente a mi pesar, te lo quito ahora porque ya no tengo mas en mi volar. Dámelo que tú ya no lo necesitas. Basto de amor… ¿verdad? Dámelo, pues quiero volar, ver un par de estrellas que con sus bellezas culminantes pretenden a otras ocultar. Ya de nada te sirve un sangrante y agonizante corazón; sólo quedan pedazos. Devuélvelo… te aseguro, hay alguien que lo necesita mas que tú, ese soy yo.
Entre curvas y delirios, entres sueños de mentiras, pesadillas de noches frías… sigo volando.
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