Mi alma entera se hizo páramo. Cayó sobre el río manso en sepia de las gardenias muertas y la brisa trémula del atardecer frío. Cayó como caen los pies del abismo y las ideas del catre deshecho en los días sin el tiempo del hombre. Como se repelen las plumas de los sueños y los ojos de los sin mirada. Cayó como desierto y sobre él un desamparo. Y besó siendo yermo, del carroñero un festín. Como andando, nadando con vacío; sin ideas ni extensión. Sin peso, ni anchura, ni como si hubiese sido. Páramo, alma; un brote nacido moribundo.
Texto agregado el 03-01-2007, y leído por 103 visitantes. (4 votos)