En un lugar muy lejano a 326 mil, punto, 458 años luz de la tierra, vivía mi amigo 124.324.
En pleno apogeo su país había alcanzado la casi tan ansiada infinitez. En su mundo la paz y la armonía flotaban por el aire, y números primos, pares, enteros, fraccionarios; y otros... convivían en felicidad. Sumaban, multiplicaban y hasta habían alcanzado un alto grado científico que les permitía Potencialización. Logaritmo y todo tipo de operación numérica. El rey gobernaba con justicia y generosidad. Había superado varias crisis e intentos de derrocamiento, tanto así, que ostentaba cicatrices visibles como fruto de las batallas, incluso tenía después de la COMA una función periódica, sobre la cual teorizaban pitonisas y astrólogos.
Su territorio se extendía mas allá de lo imaginable, en el infinito se perdían sus fronteras.
Contaba con muchos pueblos y ciudades. Entre las cuales ARITMETICA daba claras pautas de su riqueza, complejidad y belleza. Tenía un castillo construido en una mezcla de arte barroco y gótico con reminisensias arábigas en fiel homenaje a los padres de la matemática. La cúspide de la torre estaba rematada con una RAIZ CUADRADA de elegantes e imponentes formas. Dos grandes portones tallados a mano en los que se apreciaban relatos de formulas legendarias, épicos postulados y mitológicos teoremas eran el acceso principal. Una alfombra verde pizarrón llena de signos y números bordados se adentraba hasta el trono. El sillón del Rey con forma de ábaco y revestido en logaritmos relucientes aportaba un aire sabio al lugar. En este mundo todo número era tratado con absoluta justicia, desde un simple 1 hasta un millonario 10.543.619 recibían la misma consideración. Muchos de otros mundos y de nuestro planeta tierra acudían a este reino, almaceneros, financieros, abogados, reyes, presidentes, economistas, estadistas. estudiantes, profesores maestros, logistas ... de todas las ciencias, de todas las artes y profesiones. Y sin preguntar rango, nombre o religión, a todos se les otorgaba acceso al reino, incluso a lo mas secreto, a lo más vital.
Pero, como tantas veces ocurre en el universo pronto surgieron enemigos a este gran imperio.
Aparecieron millones de calculadoras, computadoras personales que rápidamente suplantaron al papel y lápiz... a la cuenta sencilla. Y claro está lo que no se usa se atrofia y con cada generación naciente que no usaba su imaginación, su mentalidad mas rápidamente el mundo de mi amigo 124.324 se derrumbaba. Contradicción de la evolución... ¿cuando se gana algo alguna cosa ha perderse?... tantísimas veces cuenta mi abuelo esto ocurrió en la historia de las civilizaciones. En este contexto murió mi amigo 124.324 .... un ciudadano del País MATEMATICAS de la Ciudad de ARTIMETICA. Contado esto, amigo lector, confieso no puedo terminar mi cuento con un simple FIN. Quisiera finalizar al estilo número, por eso simplemente transcribiré lo escrito en la lápida de mi compañero. Una lápida que no es mas que un pequeño recorte de papel.
QPD
124.324
93.826
54.318
15.201
5.678
1.009
326
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