Descubro un corazón. Sensible y misterioso. Que late callado y se viste de versos. Conozco un alma. Pura. Sencilla. Apasionada. Que existe y se hace presencia, aun sin tocarla. Sé que respiras, que existes, que estás. Te presiento a diario. Entre mis versos... entre mis pasos.
Texto agregado el 10-02-2004, y leído por 192 visitantes. (4 votos)