Bodoke, mi nuevo amigo

Ahora cálmate, que no te vean llorar. La casa esta próxima y verte así será mal para mamá y papá. Los domingos son de visita familiar y a él no le gusta la idea; pero no puedo contradecir las costumbres familiares, tranquilo solo son tres meses mas cuidándolo. Lo único que lo alienta es tener a tinita cerca. Se lo que quiere; le he dicho mil veces que a ella, no.

Papá esta en la parrilla, ya veo los trozos de carne para su churrasco con salsa de mostaza y ajo. Bodoke lame la carne con paciencia y yo distraigo a mamá para que no lo note. Titina hoy esta enferma, le duele la garganta, ya le hable un rato, Bodoke no puede subir, el medico lo ha prescrito. La cerveza esta bien fría, tomo otra de la nevera y él ya me mira con fastidio, si sigo así no podré trabajar.

La noche se atraviesa de un momento a otro y yo estoy meando una cerca. Ni siquiera me di cuenta en que momento Salí de casa. Espero no haber dañado a nadie. Bodoke esta en la entrada de un callejón, esperándome. Me grita que me apure, como si nosotros fuéramos como ellos, solo levantar la pata y el chorrito sale.

¡Deja de gritarme, me estoy cansando de esto!

No puedo dormir. Me duele la pierna. Ya deje de sangrar y el esta feliz, burlándose de mí. El sabor salado del vomito llega a mi paladar otra vez. Trato de expulsarlo pero no puedo y él se burla susurrándome palabras obscenas. No es justo. Yo que lo amo y cuido tanto y él se porta así conmigo. Golpealo. No. No lo digas, si te oye se molestara y tomara cartas en el asunto. Tú eres quien manda. No. Toma el periódico y mandalo a la calle. Jamás.

El callejón estaba lleno de basura y entre eso un anciano y su nieto. Bueno me imagino que era así. Dormían de la sociedad. Ese era su hogar. Bodoke, odia esa miseria y se vuelve condescendiente. Me ordena actuar. Lloré como siempre y me deshice del anciano, su cráneo no duro mucho en ceder. El niño lloraba mientras Bodoke le desprendía una ceja. Era horrible y no quedo mas que salir corriendo, yo, por que este animal camino si prisa. Tengo miedo de cerrar mis ojos y dormir. Tengo miedo de su presencia. Pero el me entiende.

Ya es lunes. Tengo trabajo acumulado en la oficina y ya las ojeras se me notan. Calma que no te vean llorar. El radio da las noticias y mis uñas empiezan a desaparecer. Pienso en tinita y su cariño hacia Bodoke. Llamo a casa.

¡No! Oyeme bien maldito perro. Ni una gota de sangre más. Ni una más.

Esta noche será dura para mí. No debí gritarle así, ahora estará molesto conmigo.

Dios cuida de nuestras almas.

29 – 12 -06
tanatos_argos