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¡Vamos a estrellarnos contra la muralla!- grité en voz alta. En ese momento me cuestioné a mi misma ¿qué hacia allí?. Comencé a pensar en micro segundos cómo había caído en ese sitio, estaba a punto de morir si no saltaba a tiempo, pero el tiempo debía ser preciso para no fallar.

Se aproximaba la temporada de vacaciones, mi esposo, su amigo Alfredo y la esposa de éste, Marta, habíamos conformado una empresa de promociones con la finalidad de aprovechar el dinero que " amablemente" dejan los temporadistas en las playas.

Estabamos en tiempo de sequía y esto permitiría más afluencia de personas a la playa que escogimos junto con una famosa marca de cerveza para hacer la promoción, durante la temporada de cuatro días. Una vez firmado el acuerdo con la empresa cervecera, nos dirigimos a la playa, que - según el criterio de una encuestadora - era la más concurrida para las festividades.

Al llegar bajamos por una pendiente que nos permitía ver el paisaje, divisamos un restaurante que se presentaba a mitad de ésta. Estacionamos el auto frente éste, era una estructura de bloques, de unos 20 años, alguna vez estuvieron pintados de blanco, con líneas verde y azul desgastadas por el sol y la sal.

Marta y yo bajamos hacia la playa para diseñar la estructura de la promoción en el balneario, pero yo me seguía preguntando- ¿Qué clase de playa era esta?. El mar se confundía con la arena oscura, el agua se tornaba marrón, con olas incipientes, apenas había unas cuantas palmeras secas. Eso era todo el paisaje, no había ningún atractivo particular, por lo que seguí pensando: ¿Qué demonios viene a hacer la gente acá?.

Mientras mi compañera y yo inventábamos lo imposible para hacer atractivo el lugar, mi esposo y Alfredo debían conseguir el permiso para el evento por parte del dueño del restaurante, un hombre de mediana edad, de muy mal humor, a quien le gustaba que lo adulasen; al parecer la playa y el malecón le pertenecían de una u otra forma. Creo que él era el Alcalde del pueblo.

La conversación duraba horas, mientras, nosotras ya habíamos organizado el plano de la promoción, pero debíamos conocer el malecón que estaba tras el restaurante y planear algo para ese punto.

Al final del restaurante no había puertas, era abierto y allí comenzaba el malecón. Nos encontramos con una vía de piso de piedras pequeñas color verde oscuro, mojadas por el oleaje. Marta y yo nos quedamos viendo fijamente, ella replicó- ¡Qué clase de malecón es éste?!- estaba muy sorprendida – no lo sé, a lo mejor empieza mas adelante, pero no se vé nada porque hay mucha gente caminado, vamos hasta el final- le dije. Ella aceptó algo renuente, pero seguimos caminando. El malecón estaba bajo una estructura de vigas de hierro muy gruesas y tenia techo - ¡Válgame Dios!- dijo Marta- Un malecón con techo de hierro y vigas a los lados, esto parece una antigua cárcel- profirió.

Marta es una mujer muy alegre y diligente, cuando vio mi rostro de decepción, me dijo: "No te preocupes vamos a realizar una rumba y nadie se dará cuenta de lo feo que es éste lugar, siempre han venido, ¿Por qué ahora no?".

Seguimos adelante, había una muchedumbre al final del malecón, el cual no había cambiado su estructura para nada. ¿Qué hace esa gente allí?- le pregunté a un señor que pasaba cerca, - están esperando el buque para que los traslade a la isla- respondió. Entonces concluí que además de malecón servia como muelle. Seguimos hasta donde se agrupaba la gente, raramente, todos estaban vestidos de lino blanco envejecido. " ¿Qué lugar es éste?" pensé otra vez. Nunca había visto algo tan oscuro y deprimente para ir de vacaciones.

Finalmente llegamos al supuesto muelle, pero resultó ser el final del malecón, sin orilla, sin muelle, solo se veía el océano y unos buques militares a lo lejos. Toda la gente de blanco parecían esperar los barcos con mochilas en sus espaldas.

Mientras mi amiga y yo caminábamos como podíamos por las resbalosas piedras mojadas, se sintió total calma. Súbitamente las vigas y el techo del malecón comenzaron a sonar estrepitosamente, luego a temblar, parecía un terremoto, un señor nos dijo - ¡Corran porque es ELLA quien viene! - yo asustada pregunté - ¿Quién es ELLA?- él respondió - Es una mujer endemoniada que viene a destruirlo todo cada cierto tiempo – ¡no entiendo!- le repliqué.

El señor me dijo - Sigan corriendo, es una mujer que viene a destruirlo todo, - le pregunté – ¿Por qué destruye?- y él contestó rápidamente - a causa de un amor que la dejó sola un verano en esta playa y nunca mas volvió, ella después de tanto esperarlo, se entregó al mar, ahora aparece como un demonio, en busca de venganza, llena de desprecio, destruye todo a su paso.

Pensé - ¡Esta vaina no puede ser!-, entonces el señor gritó - ¡Corran!. Cada vez temblaba mas, luego vimos que bajaba por las vigas de hierro una mujer muy delgada, alta, como de 1.80 metros, vestida con un traje de piel platinado, el cabello largo ondulado color plata, los ojos color plata y la piel dorada. De su mano derecha salía un látigo que ahorcaba a todo el que encontraba, de su otra mano salían ráfagas de fuego que quemaban al instante. Estaba lejos de nosotras, pero volaba entre las vigas y se acercaba cada vez más.

Corrimos hacia el restaurante, pero no había nadie, entonces nos detuvimos un instante y decidimos hacerle caso al señor. Correr para poder escondernos, pero ELLA nos seguía, parecía que éramos su objetivo, al salir del restaurante encontramos un tren frente a la playa que estaba arrancando y corrimos hasta montarnos de un salto.

Una vez dentro del vagón, Marta dijo: "Ya estamos a salvo, vamos a recorrer todo el tren". La locomoción era vieja, caminábamos por el segundo vagón cuando oímos un salto arriba, en la cubierta del tren – ¡Es ELLA!- grité, comenzamos a correr por todos los vagones pero no había nadie, al llegar al ultimo vagón, donde estaba el chofer, sorpresivamente encontramos a nuestros esposos. Ya sabían todo y nos esperaban para huir, pero ELLA ya había entrado a los vagones en nuestra búsqueda.

¿Qué le hicimos para que nos persiga? - preguntó Marta, entonces mi esposo dijo- dicen que ella persigue el amor – yo aún sin entender, decidí no preguntar más, vi hacía el frente y el tren se dirigía a una estación bloqueada por una muralla. Todas las imágenes me daban vuelta y pensé: "Qué demonios hacia yo allí", luego volví a mirar al frente con mucha dificultad- ¡Vamos a estrellarnos contra la muralla! - grité, mientras recordaba todos los horribles acontecimientos, en ese momento, pensé en lo que el señor había dicho: "Solo el fuego podrá destruirla". Entonces, idee un plan absurdo: decidí que Marta y Alfredo se aferrarían a las ventanas del penúltimo vagón. Cada uno a cada lado de las ventanas abiertas de par en par, para que ELLA no los viera. Mientras, mi esposo y yo haríamos lo mismo en el vagón del chofer. Esto significaba que ELLA llegaría hasta el vagón principal sin encontrarnos, se confundiría y se estrellaría dentro del tren, mientras nosotros saltábamos segundos antes. Yo daría la orden de saltar, el tiempo debía ser preciso, había una línea muy delgada entre nuestro salto y la explosión del tren

Marta y Alfredo se aferraron cada uno a su respectiva ventana, pegadas de las paredes del tren, para que ELLA no los viera. Luego, me dirigí hacia mi esposo, quien estaba en el asiento que daba hacia la ventana por las que ambos debíamos saltar, y le dije: "Es hora, ya se acerca, está a dos vagones de nosotros", de repente su teléfono celular sonó y me pidió unos segundos porque la llamada era importante- ¿Qué?- pregunté asombrada, vi sus ojos y le dije – ¡Dame un permiso! - pase por encima de él, me colgué en la ventana del lado exterior, pero mi esposo continuó hablando por su teléfono.

ELLA llegó al vagón y el tren ya estaba frente a la muralla, inmediatamente di la orden a Marta y Alfredo – ¡Salten!-. Ellos saltaron junto a mí y el tren se estrelló, consumiéndose en llamas.

Texto agregado el 28-12-2006, y leído por 490 visitantes. (19 votos)


Lectores Opinan
18-05-2016 jajaj bueno... rextanaka
20-02-2009 me gusto tu cuento ruller
08-06-2007 Nuestra querida protagonista, no bajo los brazos ni hasta el último segundo. Este relato se proyecta a la vida conyugal, a la relación con los amigos, al valor y a la relación de las cosas. Me encanta leer entre lineas, es como una de esas peliculas de Disney... que atrapan por su acción pero que se hacen inmortales por su contenido. Gran obra. mandragoras
03-06-2007 Entretendida historia, que ganarìa en contundencia si la recortas un poquitìn. Logras mantener el interès del lector hasta el final. Jazzista
19-05-2007 Bien, se siente el sentimiento en palabras. dale una revision a mi primer escrito, espero el comentario. saludos.LoReNzHo LoReNzHo
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