Dos lágrimas sobre la mesa.
Suena la canción de las rotas princesas.
Preciosas mariposas de fugaces colores,
A tu nombre hacen honores.
Muere, la Princesa de Cristal,
Se corrompe, la Princesa de Cristal.
El mundo que sigue, en el que tú nunca estarás.
Vivirá, la Princesa de Cristal.
Las sonrisas apagadas,
Los estímulos fingidos,
Los abrazos vacíos,
Los besos de amor...
Ya no reviven, a la Princesa de Cristal.
El corazón compungido,
La normalidad, el día gris,
El trotar del rocío de tus ojos.
Mira, lo que queda de tus despojos...
Admítelo, no puedes cambiar.
Condenada estuviste, condenada estarás.
Modélate, Princesa de Cristal,
La que siempre eres, la que siempre serás.
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