cuando llegan los pájaros sedientos del arrabal con sus alas miniadas de oro y luna oliendo a sangre amotinada deseando picotear mis ojos recién entonces apuro las palabras que te sueñan colgado de las aguas de la noche sólo yo puedo verte surges de los andenes de la lluvia en la frondosa oscuridad del río que siempre acaba por traerte a mí .
Texto agregado el 28-12-2006, y leído por 257 visitantes. (6 votos)