Se sintió muy bien el calor corporal que sólo tú puedes darme, fue reconfortante, me alivió, me lastimó, me dolió, me encantó. ¿Quién te atreves, para causarle a mi apabullado ser, tantos sentimientos y emociones bipolares? Yo te voy a decir NO quien te crees, sino quien eres…

Eres lo único que necesito para ser feliz, lo compruebo con cada bella sonrisa que me regalas y con esas carcajadas que unimos en el viento, causadas siempre, por alguna de mis tonterías. Eres la única persona que me ha hecho sentir importante, amado de verdad, eres quien causa tantos viajes mentales en mis sueños y en mis noches de vela buscando palabras para jugar con ellas y unirlas en algún loco párrafo que logre transmitirte algo, sólo algo de lo que siento, de lo que pienso, de lo triste que estoy. Eres dueña de mis pensamientos, de mis lágrimas, de mis alegrías y penas, de mis logros y errores (lamentablemente por ese último) eres dueña de todo “Te Quiero” que yo pueda expresar con sinceridad. Eres artillera de mi frágil corazón que lanza cúmulos de sangre envinagrada. Eres lo necesario, lo indispensable, lo excesivo, lo indescriptible.