Miro a mí alrededor, no diviso nada. Miro mis lágrimas caer una a una, cual sangra la herida de mi corazón. Despacio, lentamente, mi alma se ahoga entre la melancolía y sollozos.
Solo, sé que estoy solo. Olvidado entre otras almas, entre otros mortales que a nadie le importan. Sé que a nadie le importa.
Perdido en el vacío, hundido en la depresión, observo a mí alrededor, veo mi sombra alejándose, veo mi alma desolada, veo mi corazón hecho pedazos, pero sé que todo fue por ti.
Te entregué mi corazón, te entregué mi vida, te di todo mi amor, pero nada de esto te ha importado, nada de eso te ha inmutado. Eras mi vida, y ahora que te has ido, extraviado en oscuridades y tormentos, sumiso y abnegado, no tengo el porqué de existir, el porqué de prevalecer, el porqué de mí.
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