Los autos pasaban y la neblina alcanzaba a tapar las hermosas casas.
Adela apresuraba el paso ya que hoy no vendió ni un solo libro, “quien no" se decía entre ella ya que nadie compra recetas de cocina afrodisiaca. Menos en esta ciudad donde la mujer es conservadora y temerosa en ese aspecto.
Adela llega a su casa. El canastillo lo tira sobre el sofá donde todavía colgaba la ropa de el.
Aunque no es fácil olvidar la noche pasada donde la maldita receta afro hizo que el se fuera directamente al baño.
En su cuarto estaba Adela acostada dando unas risotadas que solo las paredes escuchaban.
Levanto la cabeza dando un salto de preocupación se asomo a la ventana y justo el bajaba del auto.
Ella le dio un silbido el la miro y señalo su estomago.
Adela abrió la puerta y dijo: Sabía que volverías pero nunca tan pronto. ¿Quieres llevarle la receta a mi suegrita?..
El la sorprendió con un beso donde a ella le entraba la risa por lo que le dijo.
Terminaron la noche envueltos en libros de recetas en una ciudad en donde la gente se aburre sin explicación.
Texto agregado el 25-12-2006, y leído por 303
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Lectores Opinan
26-08-2007
mmm. ME parece interesante la manera en que consigues los efectos... Al principio leí un texto tuyo que no me gustó, pero este me ha encantado junto con otros que estoy empezando a revisar. Buena técnica, experimentadora!!! ronalderom
22-01-2007
Me ha gustado mucho por la sencillez y naturalidad con que está narrado. Laztana
entre ajos y preconceptos..
el afrodisiaco
llama..
mis cinco voces
Juan_ Juan_Poeta
30-12-2006
me regresé por este camino, quisiera conocer la ultima receta de adela, si, para prepararsela a una bruja que me ronda y trata de convertirme en conejo curiche