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Inicio / Cuenteros Locales / dulcilith / Historias de Talcahuano: la noche de los pijamas y los tacos

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Que había algo raro en el aire esa noche nadie lo niega. Y eso que era temprano aún para la locura colectiva.

El cielo de la noche se teñía color violeta y el sabor salino del viento era inquietantemente refrescante. Toda la gente del puerto de Talcahuano hacía su vida sin pasar mas allá de lo cotidiano. Aunque luego se rumoreo que doña Celeste, la vecina con dotes clarividentes ya había anticipado el desastre.

A eso de la 1 de la madrugada se comenzaron a escuchar gritos. Obviamente el tema de los primeros gritos inquietaron particularmente al Intendente, quién durante semanas ofrecio recompenza a quién le diera cualquier dato el tema.

A los primeros gritos siguieron muchos, muchos más, hasta expandirse por todo el cerro, el puerto, las poblaciones internas como un eco acrecentado por el sonar de las bocinas de los autos y patrullas.

!Tsunami! !Se sale el mar!

A los pocos minutos la histeria se hizo colectiva, o como dijeron luego, los lazos de la comunidad se manifestaron en un solo pensamiento: arrancar.

Yo estaba en el comedor viendo una pelicula y pensando cuan vulgar es el mundo cuando senti la tropelia que pasaba justo debajo de mi ventana. Abri las cortinas y vi que una familia entera en pijamas corria por la calzada.

- Corra vecina, que se sale el mar- me dijo justo esa señora que no me hablaba ni en pelea de perros.

Ante mis ojos de asombro desfilaba la comparsa mas animada que he visto: hombres en calzoncillos y zapatillas, mujeres en camisones largos y tacos, abuelitas con ondulines y carteras, y una que otra estrafalaria con los objetos mas inverosímiles en las manos: peluches, televisores, frazadas, guaguas, perros, gatos, guitarras.

Sin pensar, la locura me tomó de la mano y junto a ella desperte a mi familia, enrrolle a mi hermano chico en una sabana, tome una mochila, y mientras gritaba instrucciones tomaba fosforos y cuchillos del cajón de la cocina, tratando de pensar que habria necesitado Robinson Crusoe en caso de tsunami.

Junto a mi comparsa personal nos unimos a la procesion en busca del cerro mas cercano. Los autos hacian carreras en las calles, la gente lloraba y levantaba las manos, me parecia ser el extra de una extraña pelicula de Jodorowsky, donde no faltaban los cataclismos naturales ni las incongruencias psicologicas de aquellos personajes que corrian con toallas en las manos.

Entre que me daba risa nerviosa y pensaba: parece mentira...

Y era mentira. Nunca se salió el mar, nunca hubo amenaza de tsunami. Se dice que unos pescadores borrachos se dieron a gritar en la playa, siendo escuchados por los vecinos de las caletas y el resto es historia.

Cuando recuerdo la imagen de esa noche me parece ver miles de sonambulos en las calles, y una cosa rescato de todo esto: ver a mi vecino con su pijama de naves espaciales no tiene precio.


Texto agregado el 25-12-2006, y leído por 277 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
16-11-2007 Me gustó mucho tu texto. Es interesante e ingenisoso. Saludos perrosalvaje
 
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