son las cuatro treinta de la madrugada,
y en el cielo se define un clarear que recien comiensa timido, la noche saluda a los pie de un procenio de pintas natural, cual estrella de holliywood que se despide de su amado publico,
dandole paso a este nuevo dia,
que recien empieza a asomar.
mis manos recorren algo intrepidas,
pero magicas al fin de cuentas,
por sobre tu piel de estatua de carton pintado,
y la mente caminante de mi cabeza,
llamemosle, herrabunda,
aclama como con una voz susurrante,
sobre muestros oidos atentos,
por que vuelvas a la vida nuevamente.
y en la boveda gris celeste de tu guarida santa,
quedo como sonando exclusivo,
el eco de mis palabras llenas de emocion,
como una cancion de cuna que agonisa en el silencio, y que pronto se desasera como la noche,
junto con el vapor del torrado sobre tu rostro inerte.
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